Camino a la bata blanca

A. Acitores
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Con apenas 16 años, estos alumnos del Colegio Blanca de Castilla son jóvenes promesas de la investigación • Al pasar a la fase internacional del congreso 'I+D+i', han batido un récord histórico

Camino a la bata blanca - Foto: dp

Ellos son los que tendrán que resolver la crisis económica. Junto con otras jóvenes promesas, deberán descubrir nuevos fármacos que mejoren la calidad de vida, desarrollar tecnología que respete el medio ambiente, acabar con la dependa de los combustibles fósiles o descubrir cómo habitar un entorno natural cada vez más artificial y vulnerable.

Alicia García, María Luisa Santiago, Nuria Antolín, Hugo de Lama y Elena de la Vega son un valor importante del futuro de Palencia. Todos ellos tienen 16 años, estudian 4º de la ESOy, aunque no quieran reconocerlo -les han educado en valores como la modestia, el esfuerzo y el compañerismo-, tienen algo de niños prodigio.

Como ya avanzó Diario Palentino el pasado martes, estos alumnos del Colegio Blanca de Castilla han participado en el programa Investiga I+D+i. Un congreso celebrado en la Ciudad del Banco Santander (Boadilla del Monte, Madrid) y organizado por la Fundación San Patricio que exigía a los participantes el desarrollo de un ambicioso proyecto de investigación que después debían debatir y poner en común.

De los 91 centros inscritos, solo 20 fueron seleccionados. Y ninguno de ellos consiguió llevar a los cinco alumnos a los que había presentado, como el colegio de las Filipenses. «Es la primera vez en los años que lleva este certamen que sucede esto», comentaba, orgulloso, Alfonso Hernández, el profesor que ha coordinado el programa. Pero el mérito no acaba ahí. Cuatro de ellos han pasado a la fase internacional, en la que los 15 que más han destacado en los debates de Madrid podrán visitar centros de investigación europeo en Ámsterdam, donde «se meterán en la piel de un investigador, viviendo sus rutinas y su trabajo diario», señala Hernández. Además, la Fundación San Patricio les formará en dirección de grupo y liderazgo para convertirles en moderadores de los futuros congresos.

Pero, ¿dónde está el truco de un éxito tan arrollador? Alfonso Hernández se encoge de hombros. «No hay truco. Tan solo escucharles, trabajar en equipo y colaborar con todo el mundo. Hemos sido transparentes en el desarrollo de las investigaciones, facilitando información a los demás centros. Y se ha valorado esa forma de trabajar». Hernández destaca el nivel y los grandes recursos de que disponían los colegios participantes. «Alguno, incluso, había comprado una máquina de rayos ultravioleta para realizar el proyecto», comenta, sonriendo. «¡Y eso que sus alumnos no sabían ubicar a Palencia en el mapa!», bromean los chicos. Pero el Blanca de Castilla es un colegio que sabe lo que quiere, sin caprichos ni inversiones apoteósicas. «Hoy en día, los investigadores se enfrentan a la falta de recursos. Y nosotros, en lugar de lamentar esa carencia -como muchos hicieron-, decidimos explotar  al máximo lo que teníamos».

Los alumnos. Nuria Antolín trabajó en el grupo de la Energía. Esta joven estudiante de 4º de ESO desarrolló un prototipo de vivienda bioclimática y estudió su viabilidad para una familia media de Madrid. Desde luego, mucho más que un simple trabajo escolar, que incluso presentó en un discurso en la Residencia de Estudiantes del CSIC. «Fue una experiencia muy grande, hicimos un montón  amigos y aprendimos mucho de los expertos», señala.

María Luisa Santiago (de Salud y biotecnología) abordó la teoría de la higiene para explicar el origen de las alergias, investigando con encuestas, ensayos clínicos y toda la documentación que ha recopilado en todo el curso. Después de su selección, que confiesa que le sorprendió, esta joven reflexiona. «Quizás ahora no nos damos cuenta, pero esto es una gran oportunidad que nos va a abrir muchas puertas en nuestra carrera».

Su compañera Alicia García, que trabajó en el ámbito de la Nanotecnología y nuevos materiales, estudió cómo esta ciencia puede modificar las cremas de protección solar para facilitar su absorción y, a su vez, dejar paso a determinados rayos. Lo explica sin bata blanca y con una sonrisa de oreja a oreja, pero cualquiera que la escuche -como a sus compañeros- la confundiría con una doctora cum laude. «Tenemos que agradecer a Alfonso y a todos los profesores lo mucho que nos han ayudado en esta experiencia... Yal colegio, por su gran apoyo», comenta con consideración.

Hugo de Lama, por su parte, estudió la fusión nuclear como energía alternativa. «Tenemos demasiada dependencia de los combustibles fósiles», puntualiza con seriedad científica y, después, menciona con entusiasmo el Proyecto Iter, que desarrolla esta energía experimental. Elena de la Vega no ha pasado a la fase internacional, pero está igualmente contenta. Ella, que trabajó el terreno de las Tecnologías de la Comunicación y la Información, investigó sobre la seguridad informática. No en vano, a sus 16 es una avezada matemática. Hace apenas unas semanas ganó la medalla de oro en las Olimpiadas Matemáticas de Palencia y después representó a la provincia en la fase regional, donde también obtuvo un premio.