El que la hace, la paga

E. Marín
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Desde junio, 35 menores palentinos han cambiado las sanciones económicas impuestas por consumir alcohol en la vía pública por trabajos a la comunidad

El Ayuntamiento pretende que los menores sean conscientes de las consecuencias que tiene el consumo de alcohol. - Foto: Oscar Navarro

Nuevas fórmulas de lucha contra el consumo de bebidas alcohólicas por los menores y para lograr un cambio en sus conciencias. Este es uno de los objetivos que se planteó el Ayuntamiento de la capital a la hora de poner en marcha medidas sancionadoras para intentar frenar la ingesta de alcohol entre los más jóvenes

Así, a la presencia y vigilancia de los agentes de Policía Local en las zonas en las que se concentran los jóvenes, especialmente los fines de semana, se suman otras herramientas como el trabajo de educadores sociales.

Cuando se localiza e identifica a menores por consumir alcohol en la vía pública se comunica el hecho a sus padres o tutores, al objeto de que sepan que han cometido una ilegalidad y que eso tiene consecuencias.

En la Ordenanza Reguladora para la promoción de la convivencia y la prevención de las drogodependencias se hace referencia a las sanciones que conlleva el consumo de bebidas alcohólicas fuera de los espacios públicos en los que está permitido, incluida la práctica del botellón.

Así, la cuantía que ha de abonarse por este incumplimiento puede estar entre los 60 y los 600 euros, sanción que se eleva hasta los 10.000 euros en caso de reincidencia.

El Consistorio palentino decidió el pasado verano modificar esta normativa municipal y aplicar medidas sancionadoras alternativas al pago de una multa, como la prestación de trabajos a la comunidad.

De esta manera, los menores sancionados pueden cambiar la cuantía económica por este tipo de servicios o, para ser más exactos, son sus padres o responsables legales quienes tienen la potestad de hacer este trueque.

Cuando así lo deciden, el expediente del menor llega a los servicios sociales del Ayuntamiento, desde donde se dirige toda la información hasta la Liga Española de la Educación, la ONG encargada de coordinar el proyecto.

Sergio Llanos, educador social responsable del programa de medidas alternativas, contacta con los menores y sus tutores y les explica en qué consiste este proyecto.

«La parte más visible es en la que los chicos tienen que realizar trabajos de limpieza y mantenimiento de distintas zonas de la ciudad con la empresa Urbaser, pero además hay un aspecto social en el que tienen contacto con colectivos más vulnerables y un tercer capítulo que les sirve para recibir información sobre el consumo de alcohol y sus consecuencias», explica Llanos.

De esta manera, la labor de los menores comienza con trabajos de limpieza en parques y zonas verdes, ya sea para limpiar la basura que se acumula los fines de semana, para recoger las hojas caídas en la época de otoño o mejorar algún espacio concreto de la ciudad.

En el apartado más humano, la intención es que conozcan de cerca otras realidades, para lo que la Liga Española de la Educación tiene contactos con el Banco de Alimentos de Palencia, Cocemfe (Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica), Acremif (Asociación Cultural y Rehabilitadora de Discapacitados Físicos) o la Residencia de Ancianos Puente de Hierro.

«Acuden durante varias horas a conocer la labor que se lleva a cabo con personas que necesitan de otros y así valoren otros aspectos», destaca Sergio Llanos.

Por último, los menores realizan talleres, reuniones y charlas al objeto de recibir información y conocer a fondo lo que supone consumir este tipo de bebidas.

opción. Desde junio que comenzó el proyecto hasta ahora se han tramitado 35 expedientes en esta organización, la mitad de los cuales ha terminado ya la prestación.

El menor de los jóvenes que ha elegido esta opción tenía 13 años y no hay una gran diferencia entre el número de varones y hembras. «Podía haber muchos más, pero eso es decisión de los padres, ya que en muchos casos por vergüenza a que sepan lo que han hecho sus hijos prefieren pagar la multa y pasar de página», explica el responsable del proyecto.

Y eso que la idea es totalmente la contraria: «Paga lo que has hecho, que tus padres no tienen esa responsabilidad», subraya Sergio Llanos. De hecho, el cien por cien de quienes han terminado «reconoce que es justo realizar este tipo de medidas en lugar de que sus padres paguen la multa».

Tal y como indica Llanos, «los chicos que llegan son muy normalizados, sin problemas de consumo. La cuestión es que se han equivocado en un momento dado y tienen que ser conscientes de que han hecho algo que es ilegal».

Los jóvenes adaptan este tipo de actividades a su vida cotidiana y durante su tiempo libre, especialmente los fines de semana.