El Ministerio Fiscal ha solicitado una pena global de 15 meses de prisión y cuatro años de inhabilitación para el ejercicio de la actividad cinegética para dos cazadores, M.A.Z., de 66 años, y J.M.G., de 42 años, como presuntos autores de un delito contra la fauna después de que supuestamente dispararan e hirieran a un ejemplar de oso pardo durante una cacería de corzo y jabalí celebrada el 18 noviembre de 2017 en Casavegas, dentro del Parque Natural de Fuentes Carrionas. El fiscal, en el escrito de acusación provisional remitido al juzgado de instrucción número 1 de Cervera de Pisuerga y al que ha tenido acceso Diario Palentino, solicita alternativamente una pena de tres meses de prisión y dos años de prohibición para el ejercicio de la caza como presuntos autores de  un delito contra la fauna por imprudencia grave, si finalmente así lo considera la autoridad judicial competente.  En el apartado de la responsabilidad civil, el fiscal solicita para ambos el abono de las costas procesales. En dicho concepto deberán estar incluidos los gastos reclamados por la Delegación Territorial de Palencia de la Junta, concretándose en los costes de seguimiento del oso afectado, los análisis genéticos de las muestras y los trabajos de rastreo y búsqueda del ejemplar huido, ascendiendo todos ellos a 5.623,18 euros, según se desprende de la documental aportada por el Gobierno regional.

Hay que recordar que los celadores de Medio Ambiente de la Junta tuvieron que detener la cacería detectar que había resultado herido un oso. Desde dos puestos de caza próximos se efectuaron dos disparos con un intervalo de pocos segundos y del lugar salió huyendo un oso. La Fundación Oso Pardo, en su escrito de califación, pide la misma pena para los dos acusados.   Por su parte, Ecologistas en Acción ha solicitado en su escrito de acusación 20 meses de prisión para cada uno de los dos acusados, así como cuatro años de inhabilitación para la práctica de la caza. Según expone la organización ecologista, los disparos los efectuaron presuntamente  los acusados, «obviando las medidas más elementales de precaución y seguridad que se deben guardar no solamente cuando se dispara en cualquier tipo de cacería o montería, sino con más hincapié en las zonas en donde habitan o transitan una especie protegida como el oso pardo». Desde su puesto y situación, los acusados «no extremaron las precauciones en los disparos efectuados, e incluso, en caso de duda, no disparar. Antes de disparar no se cercioraron ni comprobaron con la seguridad que les es debida de a qué animal o especie estaban disparando y todo ello pese a las advertencias previas a la celebración de la cacería de encontrarse en zona osera, circunstancia que los acusados conocían puesto que son cazadores habituales de la zona».