Centenares de personas, junto a representantes de la empresa y la política españolas, se despidieron ayer en Madrid del presidente de la cadena de almacenes comerciales El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, fallecido el pasado domingo a los 79 años.

A la capilla ardiente del conocido hombre de negocios, que estuvo 25 años al frente de uno de los grupos de distribución más grandes del mundo, acudieron los máximos responsables de muchas de las grandes marcas nacionales, entre ellos el presidente de Telefónica, César Alierta, el de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán o el de la textil Inditex, Pablo Isla. Todos ellos destacaron que la figura del asturiano ha sido un modelo para el mundo empresarial.

Hasta la sede de la Fundación Ramón Areces, que toma nombre del fundador de El Corte Inglés, acudieron varios ministros del Gobierno de Mariano Rajoy, políticos de distintos partidos y personajes conocidos, como el exjuez Baltasar Garzón. La infanta Elena, hermana del rey Felipe VI, fue una de las primeras en acercarse a la capilla ardiente.

Poco después, el dueño de El Corte Inglés recibió sepultura en la parroquia de San Ginés, próxima a la primera tienda que la empresa abrió en pleno centro de Madrid en 1935.

Un nuevo rostro. La firma del triángulo verde todavía no se ha pronunciado sobre la sucesión en la el máximo cargo, si bien todas las quinielas apuntan a Dimas Gimeno, sobrino de Álvarez y director general del grupo desde hace un año, puesto al que le aupó su tío.

Otro de los nombres que se barajan es el de Manuel Pizarro, designado hace dos meses adjunto a la presidencia.

Sea quien sea el que se ponga al frente de la firma, tomará el relevo de un grupo que elevó su beneficio un 6,2% en su último año fiscal, entre marzo 2013 y febrero de 2014, hasta los 174,3 millones de euros, con lo que rompió su tendencia de cinco años de caídas, marcadas por la crisis económica.

En su último discurso ante los accionistas el pasado 31 de agosto, Álvarez se había marcado como reto dar el salto internacional en un «tiempo razonable», y llevar sus formatos de negocio a otros mercados.

«La dirección de la compañía seguirá promoviendo iniciativas de innovación y estímulo con la inestimable cooperación de nuestros proveedores. Y espera dar el paso de la internacionalización en un tiempo razonable», subrayó el directivo en ese momento, cuya compañía cuenta con centros en España y Portugal (Lisboa y Oporto).

Álvarez no desveló en su intervención la hoja de ruta de este plan de expansión al mercado exterior, que El Corte Inglés pretende abordar una vez saneado su balance y pasado el rubicón de la crisis.

El grupo mantiene una plantilla de 93.300 trabajadores (el 94% con contratos indefinidos), unos 3.000 menos que el año pasado, en su mayor parte por jubilaciones o terminación de contratos temporales.