Solvencia a domicilio

DIEGO IZCO
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Seis de los ocho partidos disputados terminaron con resultados favorables para los campeones de grupo

En el comienzo de la verdadera Liga de Campeones, con la esencia de la vieja Copa de Europa, quienes tienen tomada la medida a la competición (los que fueron campeones de grupo) mantienen la inercia: seis de los ocho partidos terminaron con resultado favorable para el visitante (tres victorias y tres empates) y los otros dos se sellaron con victorias mínimas.

PSG-Chelea. La importancia de tener una buena portería (coloso Courtois)... y una buena defensa: en el gol del Chelssea, centró Terry, prolongó Cahill y remató Ivanovic. Tres zagueros ponen al equipo de Mourinho en ventaja.

Shakhtar-Bayern. ¿Y si los veloces e imprevisibles ‘brasileños ucranianos’ hacen un gol en el Allianz? No es tan inverosímil: el Shakhtar es el máximo goleador de la competición. El 0-0 pone a Guardiola en alerta.

Schalke-R.Madrid. Todo según el guión... por un centímetro: Platte estrelló el balón en el larguero de Casillas y, dos minutos después, Marcelo la clavó en la escuadra. Ese centímetro acerca al campeón a cuartos de final con paso firme.

Basilea-Oporto. Lopetegui hace soñar a los portugueses con la siguiente ronda. El 1-1 se le quedó corto: disparó a puerta en 15 ocasiones... mientras que solo recibió uno, el del gol suizo. La eliminatoria, cuestión de puntería.

City-Barcelona. En tres actos: la redención de Suárez (lleva en Champions los mismos goles que en Liga); la portentosa exhibición de Messi, que sin embargo dejó con vida al City con el doble fallo del último suspiro; y el gol para la esperanza de Agüero, el único con chispa en un equipo que no sabe jugar sin la pelota.

Juventus-Dortmund. Morata marcó el camino, pero Reus (siempre él) anotó el gol que convertirá el Signal Iduna Park en la habitual caldera de las grandes citas.  

Leverkusen-Atlético. El campeón español eligió el peor día para firmar su partido más nefasto. Lo mejor, y es duro decirlo, haber encajado solo un tanto. Dos sancionados (Godín y Tiago) para una vuelta más que peligrosa.  

Arsenal-Mónaco. Suicidio en toda regla de Wenger y los suyos: la velocidad de los galos, el equipo menos goleado de la Champions, los destrozó.