La defensa de Triana Martínez prosigue su naufragio ante las evidencias que jornada tras jornada salen a la luz en la Audiencia Provincial de León. El papel que la hija de la asesina confesa de IsabelCarrasco desempeñó en el supuesto plan que terminó con la política muerta de tres disparos sobre una pasarela de la capital leonesa se va aclarando, y tanto acusación como fiscalía apuntalan sus sospechas de que Triana fue colaboradora necesaria en el crimen.
La nueva grieta fue abierta ayer con la presentación del informe pericial que reveló que las botas de media caña que calzaba Triana contenían partículas de residuos de disparos, lo que según los agentes podría demostrar que madre e hija hicieron prácticas de tiro antes de cometer el fatal tiroteo. Este informe pericial desmonta por completo el argumentario de dos de las acusadas, que aseguraron que en ningún momento conoció los planes de su madre para acabar con la vida de Isabel Carrasco.
Aunque consta en el sumario, este informe pericial no había sido destacado hasta hoy por ninguna de las partes personadas en la causa. En cualquier caso, los peritos han recalcado que donde más restos de pólvora se encontró fue en los guantes de piel y las prendas que la asesina confesa llevada puestos cuando disparó sobre la dirigente política del PP.
Esas prendas fueron halladas minutos después del crimen en el maletero del coche de Triana cuando ambas fueron detenidas gracias a la intervención del policía jubilado que presenció el asesinato y siguió a Montserrat hasta propiciar su arresto, informa Efe.
Las explicaciones de miembros de la Sección de Balística Forense de la Policía Nacional sobre las pruebas de balística, a propuesta del Ministerio fiscal, centraron la primera parte de la sesión , donde uno de ellos detalló que el arma que acabó con la vida de Isabel Carrasco es adecuada para el fin que se le dio. «El calibre es pequeño pero suficiente para provocar efectos letales en distancias cortas, perfectamente manejable por una mujer. No muy pesada y fácil de llevar en un bolso», explicó a preguntas del fiscal. «Las armas de fuego cortas tienen la finalidad de defensa o agresión, no cinegética o militar. Son armas de defensa o para agredir y el revólver es perfectamente capaz de acabar con la vida de alguien. Un niño podría dispararla», manifestó. Además, el revólver tiene la ventaja de que no expulsa las vainas, con lo que no deja pruebas.
El arma homicida, un revólver Taurus de calibre 32 fabricado en Brasil, tenía borrada la numeración de serie -punzonada-, y fue imposible recuperarla por procedimientos químicos. Uno de los cartuchos que contenía no fue percutido, es decir, los disparos que hizo Montserrat no fueron consecutivos; algo que puede deberse a una manipulación previa del mismo o al nerviosismo de la autora en el momento de los hechos, según explicaron los agentes de Balística Forense.