'Hermoso' toreo del estellés don Pablo

Julio Cayón
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'Hermoso' toreo del estellés don Pablo

Claro que no es perfecto. Nadie lo es. Pero roza la perfección en la noble y bella ejecución del toreo a caballo. Parece pura magia cuanto hace. O pura ensoñación. Pablo Hermoso de Mendoza, el rejoneador que ha marcado una época en esta  dificilísima disciplina de la Fiesta, volvió a sentar cátedra en la palentina de Campos Góticos, donde se vivió la explosión y, con cuatro orejas cortadas, la traca de lo bueno de verdad. Sin mácula ni tacha frente a sus dos enemigos, dio la sensación de que aquello que él ejecutaba sobre las cabalgaduras no tenía mayor dificultad. No engendraba peligro ni riesgo. Todo un celofán, en definitiva, para envolver un algodón de azúcar. Pues puro espejismo. Al contrario. Esa fue, entre otras, su grandeza por partida doble de figurón del toreo a la jineta; de número uno por mucho que alguno de sus compañeros se empeñen en negarlo o, al menos, en discutirlo. Craso error. A su vera, pero con otra concepción, se vio al portugués Moura. Está en el buen camino. Maneja una cuadra con calidad y él, con este antecedente,  se encarga de dimensionar cuanto hace. Anduvo correcto y con sitio y, por encima de cualquier otra circunstancia, ambicioso, que es lo mínimo exigible a un profesional. En cuanto al palentino Héctor Barcenilla poquito hay que decir. Quiso, quiso... y, sin embargo, no pudo. Dejó tantos apuntes de voluntad, como de desconcierto. Debe reflexionar. Debe.