El escándalo del dieselgate sigue en plena fase de investigación en Alemania ante la gravedad de las acusaciones y el perjuicio económico y de imagen creado en la multinacional Volkswagen. En este contexto, el presidente de Audi, Rupert Stadler, fue detenido ayer de manera provisional por su supuesta implicación en el caso de las emisiones de vehículos diésel. 

Según confirmó un portavoz de la compañía, las autoridades del país deben determinar ahora si el directivo permanece retenido, así como que debe prevalecer sobre él la presunción de inocencia. 

Por su parte, la Fiscalía de Múnich explicó que procedió la detención con el objetivo de evitar que este «obstruya o entorpezca» la investigación con la eliminación de pruebas. «El sospechoso fue visto por un juez, quien ordenó la detención preventiva», indicó. 

Un portavoz de Porsche SE, el holding que controla la sociedad Volkswagen y Audi, afirmó que el arresto de Stadler tendrá repercusión en el staff directivo. 

Los investigadores incluyeron la semana pasada al presidente de la firma de los cuatro aros entre los sospechosos acusados de fraude y publicidad falsa por el caso de las emisiones de vehículos diésel del grupo Volkswagen. 

Además, registró el apartamento de Stadler y aseguró que está investigando a 20 sospechosos por presunto fraude y publicidad falsa penada por la ley y por su papel en ayudar a comercializar vehículos con software ilegal contaminante en el mercado europeo. 

En base a la correspondencia del directivo, el Ministerio Público le acusó de haber sacado al mercado, con conocimiento de causa, vehículos diésel con un programa en sus motores que manipulaba las emisiones. El organismo también denunció que desde 2009 Audi vendió en Estados Unidos y en Europa al menos 220.000 vehículos diésel con un software manipulado.