Y la nieve se nos vino encima

O. Herrero
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Se cumple un año de la nevada más intensa de los últimos tiempos que cerró la A-67, obligó a rescatar a 130 de personas y aisló el norte

 
La nieve comenzó a caer con suavidad  el 1 de febrero de 2015. Creó algunos ligeros problemas durante aquel fin de semana pero los cielos decretaron una tregua el día 3. La calma previa a la tempestad que cubrió el norte de Palencia con varios metros de nieve.
El día 4 de febrero el manto blanco comenzó a extenderse por todo el norte peninsular, y a Palencia le tocó una de las nevadas más intensas que se recuerdan en los últimos tiempos. Las precipitaciones, unidas a una fuerte ventisca y a una mala coordinación de los medios de limpieza en la A-67 y N-611 entre Palencia y Cantabria y algunos conductores poco acostumbrados a condiciones como las que se dieron, obligaron a cerrar, por primera vez, la A-67 más allá de algo puntual. También a llamar a la UME para que llevara a cabo labores de rescate.
Fue en esa madrugada de hoy hace un año cuando los militares, la Guardia Civil y Protección Civil sacaron a más de 130 personas del Puerto de Pozazal y las llevaron a Aguilar y Reinosa, entre una tormenta que se prolongó varios días.
En la localidad palentina se habilitaron espacios en los Colegios San Gregorio y Castilla y León: 150 camas supletorias, mantas prestadas, tazas de caldo... tras la emboscada de la nieve. No sólo por carretera, puesto que los servicios ferroviarios entre Palencia y Cantabria también se vieron afectados y se llegó a cortar la línea. Toda comunicación entre ambos territorios era imposible por tierra, hasta que tres días después, el 7 de febrero, se pudo volver a abrir la autovía.
Aquella nevada mantuvo en vilo a Palencia, que vivió más de dos semanas con el Plan de Emergencias por Nevadas de la Junta activado. Solventado el rescate de las personas atrapadas en sus coches, que quedaron varados varias jornadas sobre el asfalto congelado, la prioridad fue abrir camino o al menos tener atendidas las necesidades de los pueblos del norte de la provincia. 
Sobre todo porque el peso de la nieve había tumbado varios postes de suministro eléctrico y los pueblos de la Ruta de los Pantanos estuvieron 48 horas a oscuras. 
Las Administraciones reforzaron sus medios, al desplazarlos desde otras provincias o alquilarlos para la ocasión. Pero mientras se abría la carretera, la UME con sus vehículos oruga, y la Guardia Civil con sus motos de nieve lograban llegar a los pueblos y viviendas donde se había manifestado alguna necesidad: alimentos, medicinas, urgencias médicas.
En Piedrasluengas, el pueblo que más tiempo permaneció incomunicado, la nieve llegó hasta las ventanas de los segundos pisos. «No he visto nunca nada así», señalaban los habitantes de estos pueblos a Diario Palentino. Aunque poco a poco el malestar seguía creciendo al ver la incapacidad de los medios usados para abrirles el camino hacia la civilización.
La nieve provocó también daños en varias estructuras públicas así como en naves agrícolas. Por ello se movilizó también a los bomberos de la Diputación para aliviar el peso en los techos.  Además se usaron medios aéreos para alimentar a los animales estabulados. 
El episodio de nevadas no se dio por concluido hasta el miércoles 18 de febrero cuando, dos semanas después de cerrarse al tráfico, se abrió un carril de la CL-627 entre Camasobres y Piedrasluengas, después de que la Aemet se cerciorase de que no había riesgo de avalanchas.
El episodio de nevadas más importante que se recuerda había terminado.
Lo que se aprendió de aquellos momentos aún no se ha podido contrastar, puesto que en lo que va de invierno, las nevadas no se han acercado, ni a las excepcionales de febrero de 2015, ni siquiera a las habituales de estas épocas. La única novedad es la promesa de una mayor coordinación entre las Administraciones y la colocación de unas cámaras en la A-67 para no tener lo ojos cerrados a los que ocurre en el Puerto del Pozazal.