Empezó muy joven en la radio, en ella sigue y en ella se mueve como pez en el agua, consciente del medio en el que se maneja. Habla, pero también sabe escuchar. Enseña,  pero aprende cada día con los que se encuentran al otro lado del micrófono. Está orgulloso de ser palentino, siente pasión por su profesión y sabe del poder que tiene el lenguaje.

Acaba de recibir el Premio Ondas al mejor programa de radio. ¿Qué supone este reconocimiento?

Por supuesto que una gran ilusión. Todos los que trabajamos en la radio soñamos con que, algún día, nos llegue el Ondas. Pensaba que ya no me iba a tocar y aquí está. Puede que yo me lo merezca, pero hay un montón de gente que también. Estoy feliz por el premio y por la ola de cariño, afecto y reconocimiento que estoy recibiendo desde el primer momento.

Con su programa La Unidad de vigilancia, en el que repasa los errores gramaticales que,  sin querer, se cometen al hablar en los distintos medios, da una pequeña lección diaria.  ¿Tan mal hablamos?

Siempre digo que La Unidad de vigilancia es el espacio verde de la radio, pues recogemos los desechos que otros tiran a la basura; los recuperamos, los reciclamos y los convertimos cada semana en media hora de radio en la que intentamos hacer autocrítica, aprender y pasar un rato divertido. Los errores gordos se mezclan con los gazapos que siempre nos hacen sonreír y eso es lo bueno. Creo que tiene mucho mérito, no tanto lo que hago yo, como lo que hace la Cadena Ser, al dejarnos media hora semanal para reírnos de los tropezones y para observar cómo tratamos nuestra lengua, el uso de los adverbios, los adjetivos o la conjugación de verbos. Esto tiene mucha importancia, por lo que creo que este premio también es para la emisora por haber hecho esta apuesta. Es un formato universal, porque todo el mundo nos equivocamos, da igual el país.

No es que en los medios de comunicación nos estemos equivocando constantemente, pero hacemos un concentrado de cuestiones que, a veces, puede proporcionar una visión distorsionadora. Siempre digo que yo me lesiono mucho menos que Messi, pero Messi es mucho mejor deportista que yo; el que más juega más se lesiona y el que más maneja las palabras más se equivoca. Lo que hacemos es recoger todos esos tropezones para aprender, hacer autocrítica y, por supuesto, divertirnos.

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