Siete de cada diez personas que sufren acoso laboral son mujeres

Elena Villamediana
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'Pavia'. La 'Asociación Pavia' ha realizado un estudio con víctimas de 'mobbing' que revela que el 55 por ciento procede del sector privado y el resto de la Administración. Llama la atención el elevado número de casos que se producen en el Sacyl

En un alto porcentaje las víctimas son personas éticas y comprometidas. - Foto: dp

En los últimos años se ha profundizado en los casos de mobbing o acoso laboral y cada vez existe una mayor conciencia social al respecto. La Asociación Pavia (Asociación Palentina de Ayuda a las Víctimas de Acoso) ha elaborado el primer estudio de acoso laboral en Palencia, que dibuja un perfil de las personas que padecen estas situaciones.  

El informe, realizado sobre 60 personas de la capital palentina y su entorno (Villamuriel, Venta de Baños, Monzón, Villalobón...), derivadas en su gran mayoría de los Centros de Salud, revela que el 71 por ciento de los afectados son mujeres «y su apreciación personal es que son acosadas por su vulnerabilidad frente al acosador», explica la presidenta  de la Asociación, Lucía Vargas.

Muchas de estas mujeres son solteras, divorciadas o separas con cargas familiares o casadas con una pareja que está en el paro. «Se trataría de una buena víctima para que aguante y transija el acoso», comentó Vargas.

También hay hombres que sufren mobbing, aunque desde la Asociación llaman la atención sobre el hecho de que «muchos no se atrevían a reconocerse como víctimas, sobre todo si la persona que acosa es una mujer. Les costaba pedir ayuda».

El colectivo hace también hincapié en un aspecto como es el nivel cultural y académico de las víctimas. «El 32,79 por ciento de las personas entrevistadas era universitaria, aunque no implica que el trabajo realizado sea acorde a su preparación, de hecho esa sobreformación suele repercutir en la relación con el acosador», explicó Vargas.

En cuanto a las características psicológicas del acosador, se trata de personas «poco capacitadas profesionalmente, con caracteres psicopáticos, fríos, calculadores, que no soportan que se les haga sombra».

Frente a ellos están sus víctimas: personas muy comprometidas, que acatan órdenes bajo razonamientos, «muy éticas  ante situaciones injustas que lo ponen encima de la mesa, de ahí el enfrentamiento con el acosador», subrayó Vargas.

A través de las entrevistas el colectivo constató que «en Palencia, como en todas las ciudades pequeñas, accede a puestos de trabajo gente mediocre por enchufes, personas que ocupan cargos intermedios sin preparación y esto ocasiona situaciones de acoso», explicó.

El sector privado es donde más se produce el mobbing, un 55 por ciento y el resto en la Administración Pública. Al respecto, el colectivo destacó que «llegan de manera sobresaliente los acosados del Sacyl». De hecho, el estudio refleja que el 25 por ciento de los funcionarios con los que han trabajado procede del Sacyl «y nos da qué pensar porque es la entidad que, por definición, tiene que potenciar la salud», señaló Vargas.

Pese a la normativa que en los últimos años se ha puesto en marcha para evitar los casos de acoso, «en la Administración Pública no se aplica de manera efectiva».

En este sentido, la presidenta del colectivo hizo hincapié en que en última instancia la responsabilidad en los casos de mobbing es de la empresa.

LA EMPRESA. «Las empresas deben crear las condiciones adecuadas para el correcto desarrollo del trabajo, pero cuando se consiente el acoso o se mira para otro lado estas condiciones no se están dando».

Vargas recordó que el fin último de una empresa es aumentar la productividad y obtener un mayor rendimiento económico. «Pero en casos de acoso laboral se crear un ambiente tóxico en las empresas que se enquista y algunas van a necesitar que pase mucho tiempo para que el ambiente de trabajo vuelva a ser bueno», por ello pidió a las compañías «que se tomen en serio» los casos de mobbing «porque afectan directamente al rendimiento de las plantillas».

El estudio refleja que el 87 por ciento de las personas que han sufrido acoso no se ha sentido defendida por la empresa «y esto nos preocupa sobre todo en las Administraciones porque estos casos lo que sucede es que se alargan en el tiempo y nos ha ocurrido que en algunos casos el acosador llega a prejubilarse o jubilarse».