La impronta del castro

MARTA REDONDO MORENO
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El equipo arqueológico que excava en 'Monte Bernorio' ha descubierto la marca de una palma de una mano de mujer en los restos de una casa • También han encontrado restos de pinturas que adornaban las viviendas

En el trozo de barro quedó grabada durante siglos la mano de una joven habitante del castro. - Foto: IMBEAC

Hay que seguir las huellas del pasado para descubrir nuestro presente y poder caminar mejor y con paso más firme hacia el futuro. Esas huellas son seguidas desde hace mucho tiempo por un grupo de arqueólogos que han creado el Imbeac -Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico- con el fin de sacar a la luz toda la historia del castro ubicado en las cercanías de Villarén de Valdivia, uno de los más importantes y más reconocidos de la península.

Hasta ahora se habían descubierto cerámicas, fíbulas, puntas de flecha, etc., pero en la última campaña arqueológica y tras estudiar los materiales en el laboratorio, los arqueólogos se han encontrado con una gran sorpresa: una mano calcada en un trozo de adobe perteneciente a una de las casas del castro cántabro.

«Estamos muy contentos con el descubrimiento y comparando con las manos del equipo podemos pensar que pertenecía a una mujer joven. Se trataba de la mano que se quedó enmarcada en el barro mientras se construía la casa», comenta el director de la excavación, Jesús Francisco Torres Martínez. Un extraordinario hallazgo que muestra el papel que jugaban las mujeres en el castro y que se une a otra gran sorpresa.  «Cuando descubrimos la huella de la mano, encontramos también restos de lo que pudieron ser las paredes interiores de los hogares pintados con dibujos en colores rojo y blanco, lo que demuestra que los habitantes del castro se preocupaban por mantener una buena estética en el interior de sus hogares. Algo que nos lleva a pensar que para poder hacerlo y observarlo ya disponían de luz en el interior por lo que sería un pueblo más avanzado de lo que mucha gente se piensa», concreta Torres.

Gratas sorpresas que se continúan estudiando junto a otras huellas que se han encontrado. Así, en las cerámicas hay huellas de niños, mujeres y hombres por lo que se han dado cuenta que todos participaban en la elaboración de las piezas. Algo que quieren seguir estudiando.

El castro de Monte Bernorio es uno de los más conocidos de España. En el ámbito de la arqueología su fama traspasa nuestras fronteras y es uno de los núcleos más importantes dentro de los estudios sobre la última etapa de la Prehistoria y la Edad del Hierro (siglos IX a. C. al I d. C) en la Península Ibérica. Las primeras ocupaciones del área se fechan, con los últimos hallazgos, en el Calcolítico, por lo que la antigüedad de los yacimientos asociados al castro es cada vez mayor.

Dentro del período de la Prehistoria Final y comienzos de la Época Romana, el de Villarén se confirma como un yacimiento verdaderamente excepcional y uno de los más importantes no sólo de nuestro país, sino también a nivel europeo, pudiendo estar a la altura de otros yacimientos arqueológicos como Atapuerca o la Villa Romana La Olmeda.

CONFERENCIA. Una historia que se podrá conocer más de cerca el sábado con la conferencia titulada El Cantábrico en la Edad del Hierro: los montañeses de hace más de dos mil años. Un acto que tendrá lugar a las 19 horas en el Espacio Cultural La Compasión y que servirá de presentación al libro del mismo título publicado por Jesús Francisco Torres Martínez recientemente y que ha tenido un gran éxito editorial.

La actividad está organizada por ACDMontaña Palentina y el Imbeac y cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Aguilar de Campoo.