Álvaro de la Calle, matador de toros: «Espero que mi actuación de Gijón sirva para relanzar mi carrera»

Jorge Cancho
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«La posición de 'sobresaliente' siempre la he visto como una oportunidad, como una luz al final del túnel»

Álvaro de la Calle durante la entrevista en 'Grana y Oro'. - Foto: Eva Garrido

A este salmantino de pura cepa le ha tocado vivir una de las caras menos amables de la Fiesta de los Toros. Fue el último matador que se doctoró el pasado siglo y desde aquel 15 de octubre de 1999 en Ávila, los contratos han brillado más bien por su ausencia, de ahí que a partir de 2005 iniciara su andadura como ‘sobresaliente’ en busca de la oportunidad que  relanzara su carrera. Y ésta le llegó a mediados del pasado mes de agosto en Gijón desde la ‘sombra’ del ‘sobresaliente’ cuando cortó una oreja a un ejemplar de ‘La Quinta’, que bien pudieron ser dos, en el accidentado mano a mano entre Javier Castaño y Ferrera.

 

Enhorabuena por esa gran actuación a mediados de agosto en Gijón. Seguro que volvió a sentirse torero y se le olvidaron muchos males...

Quieras o no, cuajar un toro en la forma que sucedió aquella tarde y con esa transmisión que hubo con los tendidos te quita absolutamente todos los males. Ves en un momento recompensados todos los sacrificios realizados con anterioridad.

Un mano a mano accidentado aquel entre Castaño y Ferrera que le brindó esa oportunidad que todo sobresaliente espera

Desde luego. Era una corrida de muchas hechuras, muy bonita pero seria, dado que se trataba del encaste Santa Coloma, es decir un toro que cuando coge hiere y no perdona. Sabíamos que se iba a mover y cuando me llegó la oportunidad, tras los percances que sufrieron mis dos compañeros, no quise que pasara de largo.

Se le vio muy puesto pese a que era su primer toro desde que matara al de Charro de Llen en Carbonero el Mayor allá por 2010

Es cierto que desde entonces no había toreado prácticamente nada salvo algún que otro festival suelto. Lo que sí que había habido durante este tiempo era una dura  preparación física y mental para que cuando llegara el momento pudiera aprovecharlo. Y así fue, el trabajo sordo de todos los días se vio reflejado en esa buena faena que tanto ha dado que hablar.

Una oreja que pudieron haber sido dos de no ser por la espada...

Una lástima pues de haber acertado a la primera el lío hubiera sido más gordo aún. Pero el no torear y el tenerte que limitar a practicar esta suerte sólo en el carretón tiene estas cosas. Me tiré arriba y lo pinché, si bien me queda para mí que cuando entró la estocada fue de buena colocación y ejecución.

Pero la faena vaya que si trascendió...

El toro me permitió interpretar el toreo dentro de ese concepto castellano y serio que me caracteriza. Sinceramente creo que la faena trascendió ya que la Feria de Gijón cada vez es más importante y son muchos los aficionados, llegados de todos los rincones de España, que pueblan sus tendidos.

Seguro que aquella actuación le ha servido para demostrarse a sí mismo que si le dejan puede tener un sitio digno dentro del escalafón

Eso ha sido lo más importante de todo, pues me ha dado el aliento necesario para seguir luchando de cara al futuro. Es algo que ya había hecho en temporadas anteriores, dar algún que otro golpe fuerte puntual encima de la mesa, pero hasta ahora no me habían servido de mucho. Espero que éste de Gijón me sirva para relanzar mi carrera. Y es que no me cabe la menor duda de que si rompiera, por mi concepto no sería de muchas tardes durante la temporada, pero sí de dejar huella honda entre los aficionados.

Como novillero sí que tuvo su  hueco en el escalafón menor

Sin llegar a ser puntero tuve  bastante cartel, ya que triunfé en Madrid, Arnedo, en varias plazas francesas, etc. Y en Cuenca una de las mejores tardes de mi carrera, si no la más. Fue un impacto, ya que me dieron el trofeo al triunfador de la feria, algo inusual siendo aún novillero, máxime teniendo en cuenta que había toreros de la entidad de José Tomás, Joselito, Enrique Ponce... Al año siguiente me iban a entregar ese premio, pero se suspendió por el fallecimiento de uno de los organizadores y jamás lo llegué a recibir, de ahí que en cierto modo Cuenca está en deuda conmigo.

Después de tomar la alternativa, la falta de contratos hizo que en 2005 se buscase la vida como sobresaliente

En las corridas era difícil entrar, de ahí que las empresas, que veían en mí un torero preparado pero falto de nombre, me empezaran a ofrecer esta opción. Y la posición de sobresaliente la he visto siempre como una oportunidad más de darme a valer, como una luz al final del túnel.

¿Pero no corre el riesgo de  acostumbrarse uno a vivir en la sombra?

El lado más duro que tiene el mundo de los toros es que no cuenten contigo, más incluso que sufrir un percance. Y por eso es por lo que se lucha todos los días, al menos en mi caso.

 La mejor forma de rebelarse ante la adversidad ¿cuál es?

Tengo la suerte de ser un torero que posee una afición a prueba de bomba y que no me canso ni escatimo esfuerzos por conseguir lo que quiero. Indago mucho en el toreo antiguo, en las suertes del toreo en desuso.Y lo mejor de todo es que soy de esos que se crecen ante la adversidad.

 Lo que nadie puede poner en duda es el inmenso amor que profesa a la Fiesta

Participo en todo lo que sea promoción de los toros: coloquios, clases prácticas de toreo, etc, etc. Yo venía demandando todo esto hace muchos años,  la pena es que haya surgido al final como respuesta a los antitaurinos.

«Ya he sufrido bastante la profesión por toda mi familia»

¿Cómo se presentan el final de temporada y el invierno?

Me queda algún compromiso como el del 6 de octubre en Alcudia con Óscar Higares y Serafín Marín, un festival en el que debuta la ganadería de El Onsañero. Y luego, a entrenar duro como siempre, pero con los ánimos renovados y la esperanza de que lo de Gijón pueda valer para empezar la temporada con más fuerza que otros años.

Ahora que acaba de estrenar su estatus de padre, ¿qué haría si su hija Triana le dijera en el futuro que quiere dedicarse a esto?

Se trata de una dura profesión que ya  he sufrido bastante en mis propias carnes por toda mi familia. Pero qué duda cabe que los hijos siempre han de poder elegir por sí mismos lo que quieren ser en el futuro. Eso sí,  antes de ello yo estaría obligado a explicarle con pelos y señales lo dura y bonita que es esta profesión. Si tengo que ser sincero, no me gustaría encontrarme ante ese dilema.

 

Vea la entrevista y el programa completo de Grana y Oro en www.rtvcyl.es/granayoro