Abengoa solicitó ayer el preconcurso de acreedores, mientras sus acciones seguían desplomándose en Bolsa y crecía la presión política y social para encontrar una solución que evite la que sería la mayor suspensión de pagos de una empresa en España.
Los esfuerzos de la corporación, la banca acreedora y el Gobierno, con el escaso margen de maniobra que tiene en una empresa privada, pasan ahora por encontrar una salida, en medio de una fuerte presión social y política para salvar una empresa que da empleo a 27.000 personas, unas 7.000 en España, y con un perfil técnico muy cualificado.
Según fuentes del sector, el principal escollo es su complicada situación financiera que tiene una morosidad bruta que roza los 9.000 millones y deudas a proveedores superiores a 5.000 millones.
En este contexto, representantes de los gobiernos central y andaluz, de los partidos políticos, los sindicatos y la patronal apostaron ayer por buscar una solución para salvar a la multinacional.
El ministro de Industria, José Manuel Soria, calificó la situación de «extremadamente delicada» y manifestó que es una «cuestión que atañe al sector privado» y subrayó que «espero que Abengoa se salve, el Gobierno está muy atento siguiendo todos sus pasos».
La ministra de Empleo, Fátima Báñez, garantizó la colaboración del Ejecutivo en la búsqueda de una solución «de futuro» y reclamó a todos los implicados que «negocien hasta la extenuación».
Por su parte, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, solicitó una mayor implicación estatal para que ponga «todo de su parte» para dar seguridad a sus empleados.
Desde Sevilla, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, hizo un llamamiento a las entidades financieras y subrayó que «no pueden fallar», del mismo modo que «España se implicó con el sistema financiero en los momentos de dificultad», y avanzó diciendo que «confío que haya responsabilidad social y compromiso».
POTENCIAL INDUSTRIAL. En el ámbito el sector financiero señalan que frente a ese gran inconveniente de la compañía está su potencial y sentido industrial, una baza que la banca acreedora quiere jugar para poder dar viabilidad a la sociedad y lograr una salida en un escenario muy complicado.
Las acciones de Abengoa agudizaron su sangría en Bolsa y perdieron otro 40% en su último día de cotización en el Ibex 35, para situar su capitalización por debajo del umbral de los 250 millones.