A diferencia de la KGB, mundialmente conocida como la Agencia de Inteligencia de la extinta URSS -que ahora sigue funcionando bajo el acrónimo de FSB-, la Agencia de Espionaje Militar (GRU) es un organismo más desconocido, tanto dentro como fuera de Rusia, con una estructura ultrasecreta y una dosificación de la información tal que apenas se sabe cuáles han sido sus operaciones o quién la dirige.

Creado en 1918 con la intención de coordinar las acciones de las agencias de Inteligencia del Ejército, su existencia permaneció oculta para el resto de países durante varias décadas. Se trata, por tanto, de todo un éxito del Kremlin, que ha sabido salvaguardar este servicio, considerado el brazo ejecutor de los más siniestros planes de Moscú.

Pero ahora está en el punto de mira. El Reino Unido ha acusado a dos de sus agentes como presuntos autores del envenenamiento de Serguei Skripal y de su hija Yulia en la localidad británica de Salisbury con el agente nervioso Novichok, si bien las autoridades rusas aseguran que los nombres y las fotos aportadas para identificar a los sospechosos les son completamente ajenos.