El árbitro y algo más

diariopalentino.es
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Tres expulsados de un mismo equipo, el local, en los minuto 30, 39 y 80, tres penaltis (uno al cuadro anfitrión y otros dos a favor del visitante), una roja al delegado, otras cinco amarillas, por cuatro del rival, el gol del triunfo visitante en el minuto 95 (hubo cuatro cambios durante la segunda mitad). Son datos que llaman la atención a cualquiera que no hubiese visto el encuentro Deportivo-Loja, todo un partido de play-off.

Cierto es que el colegiado gallego Juan José Martínez Barral tuvo un excesivo protagonismo y que en este tipo de encuentros, donde te juegas todo un año en 180 minutos, hay que tener mano izquierda y saber torear con capote y muleta. Pero también lo es que sabiendo dónde había puesto el listón el colegiado, los jugadores morados debieron interpretar su particular forma de ver el partido. No jugó el Deportivo con violencia, como se ha leído en la prensa granadina, pero sí en algunas acciones fue al límite y el árbitro era de tarjeta fácil. No supo leer e interpretar la situación, que siempre ha sido una de sus mayores virtudes. Con el marcador a favor, siendo superior a un equipo que tocaba en zona de nadie y que no hacía ni cosquillas, debió dejar que la ansiedad fuese del rival.

Luego llegan los posibles errores del colegiado (una de la tarjetas a Durántez no pareció, como tampoco el penalti de Levas y su segunda tarjeta, por lo tanto, no debió mostrarse) pero también es cierto que el penalti de Héctor fue tan claro como innecesario y con ello su segunda amarilla. Sin esa acción, pese a estar con nueve, posiblemente el Deportivo hubiese mantenido el 1-0, pero al final cayó ante un equipo que era inferior y que no llegaba al nivel de los Zamora, Segoviana o Villaralbo, los otros compañeros de grupo en el play-off. Si al Dépor le dan la opción de jugar contra nueve 41 minutos, contra 8 quince y dos penaltis, seguro que golea en Loja.