Más allá de los elogios recíprocos entre sus técnicos y del buen espectáculo futbolístico con el que Valencia y Atlético de Madrid iniciaron la Liga en Mestalla el pasado lunes, el encuentro dejó claro que el equipo blanquinegro empieza a hacer propias algunas de las virtudes en juego y actitud del conjunto madrileño.

El bloque de Marcelino García Toral y el de Diego Simeone abrieron el torneo con un partido marcado por el orden táctico y la intensidad, en el que el equipo madrileño llevó la iniciativa algo más que el local, pero en el que el ‘che’ hizo méritos para consumar la remontada.

Fue, como admitió Simeone, «un encuentro ordenado hasta el minuto 75 y sin orden a partir de entonces», momento en el que el dominio del Atlético generó espacios para que el Valencia pudiera haber ganado en dos mano a mano de Wass y Gameiro que Oblak neutralizó con acierto.

Para Marcelino, sería un sueño que los suyos llegaran en los próximos años, con él o sin él en el banquillo, a los automatismos y la forma de trabajar sobre el césped de los madrileños, aunque defendió que cada equipo tiene su personalidad.

Tras el duelo reconoció que estuvieron más cerca que nunca de ganar al Supercampeón de Europa y que le hicieron más ocasiones que en los 180 minutos de juego de la pasada campaña.

Para el ‘Cholo’, ambos equipos «son un espejo con matices diferentes», algo que, para un equipo como el Valencia, que creció mucho la pasada temporada tras dos años como duodécimo en la Liga, refleja la sustancial mejoría conseguida en los últimos 12 meses.