Un gran mundo con muchomovimiento

Marta Redondo Moreno
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Herminio Revilla abrió su Museo-Casa Taller en Villabellaco hace ya un año y medio largo. El artista exhibe más de 350 esculturas, además de maquetas, radios y aparatos eléctricos

Herminio Revilla junto a su mujer Carmina. - Foto: M.R.M.

A veces entrar en un museo para muchos es todo un descubrimiento. Estar rodeado de trabajos artísticos, respirar su aroma y sentir lo que su autor ha querido transmitirnos con su obra es una experiencia que resulta muy gratificante. Hay centros expositivos que se encuentran en pueblos de gran encanto y que nos descubren un mundo con mucho movimiento.

Ese es el caso del Museo-Casa Taller que el artista Herminio Revilla abrió  hace año y medio en  Villabellaco, donde ha trasladado gran parte de la obra que mostraba en el centro expositivo que cerró en  Barruelo de Santullán, donde estuvo más de una década.

Un lugar especial en el que precisamente se puede experimentar un gran número de sensaciones. Un espacio donde huele a madera, a tierra, a hierba, a pasado y  también a tradición, donde cada rincón es un recuerdo pero también un guiño al futuro.

Sus maquetas con movimiento llaman mucho la atención.Sus maquetas con movimiento llaman mucho la atención. - Foto: M.R.M. El artista norteño expone un sinfín de tallas, más de 350, surgidas de maderas nobles autóctonas. Roble, fresno, nogal o arce que  han sido esculpidos por Revilla para representar desde una galleta María -Herminio trabajó como electricista en la desaparecida factoría de Fontaneda en Aguilar de Campoo- hasta una escultura a tamaño natural de su mujer, Carmen, que le ayuda en el museo.

Pero si hay algo que define al artista, que también forma parte del Grupo Muriel, es sin duda su extraordinaria habilidad para dar vida y movimiento a algunas piezas,  cerca de cincuenta se exhiben en su centro museístico.

Las maquetas sorprenden a los visitantes de su Casa-Taller, gracias a ellas sobre todos los niños  descubren algunos oficios tradicionales de la Montaña Palentina y que hoy ya han desparecido y los mayores realizan un viaje al pasado que les hace recordar su juventud e infancia.  El Canal de Castilla, la fábrica de harinas, la Herrería de Compudo, el batán o el molino harinero, son algunas de las máquinas a escala que se mueven con agua.

De igual modo, con  electricidad se pueden ver escenas tan cotidianas antaño como la matanza del cerdo, la trilla, una caldera de vapor, el nacimiento de un pollito, la escombrera del carbón, etc.  Su funcionamiento se explica de forma muy didáctica y sobre todo divertida, pues son accionadas individualmente por cada visitante.

Además, Herminio Revilla   cuenta con una espectacular colección de radios antiguas, todas en funcionamiento, y diferentes aparatos electrónicos. El patio de las energías, ubicado dentro del portalón de la casa, es también una zona didáctica y divertida para entender todo lo relacionado con ellas.

VOCACIÓN TEMPRANA. «Desde muy niño tuve pronto una navaja, me hice infinidad de juguetes y conservo un trozo de cadena de madera de una sola pieza fabricada a los 10 años, es el trabajo más antiguo que tengo», concreta el escultor. También explica el artista que cuando ingresó a esa misma edad en el Colegio de los Maristas de Barruelo fue cuando nació su curiosidad por el funcionamiento de algunos mecanismos.

«Quería saber cómo funcionaba un grifo,  la luz e incluso la razón por la cual dando pedales se movía una bicicleta», indica el artista que se declara admirador del gran Miguel Ángel. También de su etapa formativa, en la Escuela de Artes y Oficios de la localidad minera, le viene su vocación. «Estudié Electricidad que era lo que más me gustaba, pero tuve que dejar los estudios y comencé a trabajar en Fontaneda», recuerda.

Con toda esa experiencia, «lo que intento reproducir es la evolución tecnológica que yo he vivido y también nuestro pasado rural, además de la importancia de la energía», afirma.

Sobre el futuro de su  museo entiende que  «la zona en la que estamos está un poco lejos de la capital pero hay que buscar formas de darlo a conocer. Me gustaría que los responsables provinciales de Cultura acudiesen a verlo y también que instalasen paneles indicativos en las carretera s cercanas. Nosotros prácticamente vivimos aquí y nos encanta enseñar el museo, pero nos gustaría darle más utilidad y sacar una rentabilidad para que lo pudiese llevar alguien más joven. Es nuestra obra, pero también es de toda Palencia».

Una obra realizada golpe a golpe, paso a paso a lo largo de toda su vida, que, según dice, «ha sido mi vicio, sólo me ha faltado llevar la cama al taller, y tengo que dar las gracias a mi mujer por la paciencia y el aguante que ha tenido».

El Museo-Casa Taller de Herminio Revilla se puede visitar durante los fines de semana en invierno en la pedanía barruelana de Villabellaco, aunque se pueden concertar visitas en los teléfonos 679 391 110 - 649 159 678.