Frenos en la lucha contra la violencia de género

C.V.G. (ICAL) / PALENCIA
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La 'Clara Campoamor' alerta de cortapisas que impiden la defensa de los derechos de las víctimas

El abogado Luis Antonio Calvo Alonso de la asociación "Clara Campoamor" - Foto: Brágimo (ICAL)

Viernes, seis de la tarde y Luis Antonio Calvo está en su despacho al teléfono atendiendo una llamada. Aunque traslada a su clienta ánimo, su tono denota cierta preocupación. Cuelga y casi ante de pronunciar un buenas tardes, se lamenta porque los testigos que se habían comprometido a declarar para apoyar a su clienta en un caso de malos tratos empiezan a echarse para atrás. Es uno de los obstáculos que se encuentra en su día a día como abogado de la Asociación en Defensa de la Mujer y la Infancia Clara Campoamor en Castilla y León, pero hay otros. El que más le preocupa es la delimitación que se está imponiendo a la acción popular para personarse en las causas y que les está impidiendo defender los derechos de la mujer en muchos casos de violencia de género.

Luis Antonio Calvo, que representa a la Asociación en la Comunidad junto a la letrada Margarita Calle, explica que esa delimitación se concreta en la petición de fianzas como condición para poder personarse como acusación, principal actividad y medio de la entidad para defender a la mujer, no solo como una víctima particular sino que como colectivo.

Así, cita el caso de la mujer asesinada supuestamente por su ex pareja en la localidad palentina de Casavegas en septiembre de 2013. Pese que la Asociación Clara Campoamor fue aceptada para ejercer la acción popular una fianza de 6.000 euros le impide poder defender ante los tribunales los derechos de la víctima. «La Asociación no puede tener dinero retenido, es inviable, por lo que en algunos casos nos tenemos que salir», se lamenta.

La fianza se está imponiendo como criterio general pero no siempre. En el caso de la joven que falleció en marzo pasado tras recibir de su expareja un disparo en la cabeza en plena vía pública en Medina del Campo la Asociación Clara Campoamor ejerce la acción popular sin que para ello se le pidiera el depósito de ninguna cantidad de dinero. «Depende del criterio del juez; hay jueces más sensibles con la violencia de género que otros», reflexiona.

«No solo no debería pedirse fianza sino que deberían ponerse los medios para facilitar la defensa de las mujeres en caso de violencia de género porque no hay que olvidar que es un atentado contra la mujer, un delito específico que se ejerce contra ellas por su simple condición de ser mujer», sentencia Calvo.

«Repunte preocupante». La Asociación Clara Campoamor representa a la víctimas de violencia de género y defiende sus derechos ante los tribunales en los casos más extremos como la muerte o violaciones.

Calvo reconoce que la cifra de mujeres muertas en manos de sus parejas en lo que va de año, un total de 44 en todo el país, dos de ellas en Castilla y León, está registrando un repunte preocupante que nos están llevando a la época más «virulenta». «No nos podemos relajar, en el momento que se baja la guardia vuelve a subir el número de casos», señala.

Esa bajada de guardia la perciben estos abogados en forma de trabas. «Todavía nos encontramos con que cuando una mujer va a denunciar, por ejemplo ante la Guardia Civil, le dicen que no es su demarcación o si presenta un parte médico que quiere cambiar porque en un primer momento dijo que las lesiones fueron accidentales cuando en realidad fueron causadas por su pareja no se lo admiten... La denuncia debe recogerse siempre y después hacer los cambios que haya hacer porque si no se corre el riesgo de que la mujer se dé media vuelta y no presente denuncia», advierte. «Y si la mujer tolera el primer maltrato se está abriendo el camino para que continúen y puede acabar muerta...», añade. En sus 20 años ejerciendo como defensor de la mujer Calvo ha llegado a conocer muy bien al maltratador que, asegura, en todos los casos reúne unos componentes comunes; el primero y más importante es que es un «absoluto cobarde». Además, agrega, no suele arrepentirse y si se arrepiente es por las consecuencias de su acción y no por haber causado la muerte de una mujer. El maltratador, apunta, suele evolucionar de la misma forma: cuando agrede por primera vez y ve que no hay consecuencias va incrementando su violencia, por eso, añade, no se debe consentir la primera agresión. La violencia contra la mujer es similar en todos los casos y cuando el maltratador mata lo hace casi siempre estrangulando por la espalda o apuñalando con un cuchillo.

MÁS LESIONES. Lo que sí ha percibido en los últimos años es un «refinamiento» en esa violencia que, apunta, es mayor cuanto más elevado es el nivel cultural del agresor y que tiene como objetivo ocultar el maltrato. Así, cada vez se producen más lesiones que no dejan marcas en las víctimas y se registra un aumento del maltrato psicológico en el que la humillación y el desprecio hacia la mujer toman mayor protagonismo.

Igualmente -denuncia- las nuevas tecnologías están facilitando otro tipo de maltrato en forma de control hacia las jóvenes que no suele ser percibido como tal y que puede abrir la puerta a otro tipo de violencia.

Mañana martes se conmemorará el Día Internacional contra la Violencia de Género y desde la Asociación Clara Campoamor se reivindica que se aplique con rigor la Ley Integral para la Igualdad de Trato y la No Discriminación, que se eliminen todas las trabas que impiden la defensa de los derechos de la mujer, un mayor apoyo a las asociaciones y aboga por la educación como mejor vía para acabar con el maltrato hacia la mujer.