El cereal retrocede y el cultivo de hortalizas se multiplica

J.L.
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El terreno para grano cae un 39,4% y el de cultivos industriales un 75,2%, mientras que el de pastos y prados permanentes y viñedos se incrementa un 117,6% y 235,1%, respectivamente

El cereal retrocede y el cultivo de hortalizas se multiplica - Foto: Óscar Navarro

La producción ecológica es un sistema general de gestión agraria (agrícola y ganadera) de producción de alimentos que se caracteriza por el respeto a los sistemas y los ciclos naturales, que preservan y mejoran la calidad del suelo, el agua, las plantas y los animales y el equilibrio entre ellos. Se habla de un uso responsable de la energía y de los recursos naturales, de aplicar normas exigentes sobre bienestar animal, que responden a las necesidades de comportamiento de cada especie. Trata de obtener una amplia variedad de alimentos de máxima calidad nutritiva mediante procesos que no dañen el medio ambiente, la salud humana, el bienestar y salud de los animales y las plantas.

La agricultura ecológica, se puede definir de manera sencilla como un compendio de técnicas agrarias que excluye normalmente el uso, en la agricultura y ganadería, de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, etc., con el objetivo de preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales.

En el último lustro, período comprendido entre 2013 y 2017, en la provincia la superficie agrícola ecológica -según los datos facilitados por el Servicio de Agricultura a través de la Delegación de la Junta de Castilla y León- se redujo de 2.508,71 a 2.157,2 hectáreas, con una disminución en los cultivos como los cereales para grano (404,17 menos), las leguminosas secas y proteaginosas para grano (95,54 ) y los cultivos industriales (268,13), mientras que se ha incrementado en tubérculos y raíces (4,66 hectáreas más), hortalizas frescas (13,34), plantas cosechadas en verde para la alimentación animal (351,9), los pastos y prados permanentes (70,74) y el viñedo (18,08).

En porcentajes, el cereal para grano perdió en este lustro el 39,47% de la superficie plantada, las leguminosas secas y las proteaginosas secas el 24,61% y los cultivos industriales el 75,2%. Por el contrario, el terreno destinado a plantas cosechadas en verde se incrementó el 46,55%; significativo es el aumento en el de hortalizas frescas, de un 6.425,38%; asimismo es importante el porcentaje en que ha crecido el terreno de viñedo ecológico, un 235,1%; en cuanto a los pastos y prados permanentes, subió el 117,56%. En cuanto al número de productores, en 2013 eran 32, mientras que 2017 sumaron 29; si se habla de operadores, 39 y 38.

En lo que se refiere a ganadería ecológica, en 2013, eran dos explotaciones de aves de corral -pollos para carne- y dos de apicultura; en 2017 había una explotación de ovino -hembra de cría-, dos de aves de corral -pollos para carne- y una de apicultura.

conversión. Para que un producto pueda identificarse como ecológico, la finca en la que se produce debe pasar por un período de conversión, que es el tiempo mínimo que ha de transcurrir desde la notificación del inicio de actividad y el comienzo del régimen de control, hasta que se pueden vender los productos como ecológicos. Debe ser al menos de dos años antes de la siembra del cultivo que se pretende certificar como ecológico y también en el caso de los pastizales, pero en el caso de otros cultivos permanentes debe ser de tres años antes de la cosecha. No podrá producirse el mismo cultivo en ecológico y no ecológico.

Durante el tiempo de transición de la agricultura convencional a la ecológica, se cumplirán unos requisitos que variarán según los cultivos. Ese tiempo es necesario porque permite que los suelos eliminen gran parte de los contaminantes acumulados; recuperen la fertilidad afectada por los productos fitosanitarios aplicados; garantiza que los animales consuman pastos y forrajes con garantía de su calidad ecológica; eliminar los residuos antibióticos y medicamentos que puedan tener y dar garantía a los consumidores mediante la certificación de la producción, previa a vender los productos en el mercado como ecológicos.

En cuanto a la ganadería, puede haber ganado no ecológico siempre que se críe en unidades en las que los edificios y parcelas estén claramente separados y se críen especies distintas. Se da opción de que los animales ecológicos pasten en tierras comunes siempre que no se hayan tratado con productos no autorizados para la producción ecológica durante al menos tres años. El peroodo de conversión se aplica a los pastos, a las tierras de cultivo y a los animales.

La alimentación debe ser a base de pastos, forrajes y alimentos obtenidos conforme a las normas de la agricultura ecológica (salvo excepciones autorizadas), preferentemente procedentes de la propia explotación. Es fundamental adecuar la capacidad de carga ganadera a la potencialidad del ecosistema para evitar la contaminación del suelo y/o del agua, causada por los nutrientes, así como las pérdidas de biodiversidad, problemas de erosión, rebajas en la fertilidad del suelo y riesgos sanitarios.

El límite de animales por hectárea está fijado en el Reglamento (CE) 889/2008, relacionado con el contenido en nitrógeno del estiércol. El caso de équidos de más de 6 meses, el máximo de animales por ha equivalente a 170 kg de N /ha/año es de dos; terneros de engorde y/u otros bovinos de menos de 1 año, 5; bovinos machos y hembras de 1 a 2 años, 3,3; bovinos machos de más de 2 años, 2; terneras para cría y/o engorde, 2,5; vacas lecheras, 2; otras vacas, 2,5; conejas reproductoras, 100; ovejas y/o cabras 13,3; lechones, 74; cerdas reproductoras 6,5; cerdos de engorde y/u otros cerdos, 14; pollos de carne, 580; gallinas ponedoras, 230. La conversión de los animales puede ocurrir o no simultáneamente con la conversión de los pastos y la tierra usada para su alimentación.