Una tradición que debe llevar a la esperanza

E. Marín
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un año más, miles de personas cumplieron con el rito de beber el agua del pozo de la cripta de san antolín

Una pequeña puerta que cada 2 de septiembre se torna grande para recibir a los miles de palentinos que bajan a la Cripta de San Antolín a cumplir con la tradición de beber el agua.

Como también es costumbre en esta jornada, los primeros en acceder a la cueva fueron los políticos, que compartieron un momento de fiesta, creencia y leyenda.

Entre ellos la invitada de este año, la número dos del Gobierno de Mariano Rajoy, cuya presencia en el día grande de la ciudad llamó la atención de vecinos y curiosos. Tras bajar a la cripta, conocer sus orígenes y la leyenda que se le atribuye, Soraya Sáenz de Santamaría recorrió la Catedral y subió a espacios singulares como el triforio, algo que llamó mucho su atención.

Respecto a su visita a Palencia, la vicepresidenta del Gobierno destacó que le resulta «muy particular», porque «yo soy de Valladolid y he venido de fiesta a esta ciudad». Añadió que «venir de forma institucional supone una diferencia importante. Es distinto, un plan diferente».

Hasta la zona más antigua de la Seo palentina bajaron ayer miles de palentinos y visitantes que aprovechan cada 2 de septiembre para pedir protección al patrono de la ciudad para un nuevo año.

Esta creencia, que pasa de generación en generación, permite además que muchas personas conozcan la cripta, ya que sus puertas solo se abren en determinadas ocasiones.

Durante toda la jornada se pudo acceder a esta parte de la Catedral y cumplir con el gesto de beber un vaso de agua, al tiempo que muchos aprovecharon para llevársela a personas enfermas o que no pudieron acercarse ayer al templo.

Tal y como indicó en la homilía Gómez Cantero, «la tradición no puede ser vacía, muerta, sino impulsora de nuevas esperanzas».

«En el agua de la Cripta de San Antolín se bautizaron los cristianos palentinos durante siglos. Esos creyentes que tanto alabó Santa Teresa de Jesús hace 500 años. Y cada año que bebemos de estas aguas nos renovamos como creyentes y como testigos del único Señor de la Vida y de la Historia», destacó el administrador diocesano.