Becerril no es racista

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Becerril no es racista - Foto: eva garrido

El entrenador del Real Ávila, Borja Jiménez, sorprendió a todos en la rueda de prensa cuando, sin perguntarle, aseguró que su jugador Borja había recibido insultos racistas por parte de la afición local.  Una acusación grave lanzada al aire justo tras la derrota de un equipo de capital de provincia en la localidad con menos habitantes con equipo representativo en Tercera

A Borja, desde la grada, ni se le abucheó e insultó de forma colectiva u organizada cuando recibía el balón, ni se emitieron esos sonidos lamentables que se escuchan en otros campos emulando a los monos. Ni el árbitro paró el juego, como es su deber en estos casos, ni la Guardia Civil denunció a nadie. Nada se escuchó justo detrás del banquillo del entrenador.

El racismo en el fútbol y en la vida es grave, gravísimo, condenable, deplorable, inadmisible, pero para lanzar una acusación hay que dar pelos y señales. El técnico del Real Ávila debería aclarar con claridad qué es lo que escuchó, de dónde partió, si de una persona o de un grupo. Una cosa (si es que se produjo) es que un individuo en concreto en un momento determinado insultase a su jugador (hecho, evidentemente lamentable y reprochable) y otra lanzar la acusación englobando a todo el mundo. En el CD Becerril y Becerril no hay racismo. En el club morado han militado jugadores de color, como Mfwimi o en esta misma pretemporada un asiático, Seo, y ninguno de ellos denunció haber sido objeto de racismo. Al contrario, agradecieron el trato recibido en el club morado, en el vestuario y en la grada.

La Peña Chocheboys, en su twitter, respondía al técnico abulense. «Para aquellos que declaran haber escuchado insultos racistas, dos cosas: 1º Que se limpien los oídos y  2º No hay nada más racista que llamar a tu jugador «de color». Por favor, seamos serios y no digamos acusaciones tan graves sin ser ciertas».