El pabellón Padre Adolfo Nicolás de Villamuriel de Cerrato será plenamente útil en septiembre. Más útil y utilizable de lo que ha sido desde que en 2009 abriera sus puertas. Porque, como bien pudieron comprobar los espectadores y jugadores del Chocolates Trapa durante la primera vuelta de la pasada liga, la instalación hacía aguas por muchos puntos. Especialmente en lo térmico, con bajísimas temperaturas que, si los capitalinos exiliados soportaron durante seis meses, los clubes que llevan años con su actividad en el pabellón provincial sufren desde su apertura. «No se puede traer a los niños a entrenar con tres grados», se quejó en su día el alcalde de Villamuriel, Jesús María García. Como curiosidad, junto a las taquillas hay una  inscripción Wellcome to (bienvenidos a) la nevera, con varias señales de peligro hielo.

 De ahí las obras que acomete la Diputación, propietaria de las instalaciones, y que la mayor parte del presupuesto de 588.064 euros vaya encaminada a mejorar la situación térmica de esta dotación. Unas obras que fueron planificadas con cargo a los remanentes de 2016, incluso antes de que llegaran las quejas por la falta de confort en los partidos de Leb Oro.

«Se mejora la cubierta y su envolvente térmica; todo lo que es el acondicionamiento del pabellón así como los paramentos exteriores e interiores, que no tenían protección, con paneles de aislamiento», explicó la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén, en la primera visita a esta remodelación que comenzó hace unos meses.

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