"No se puede separar la sanidad humana y la de los animales"

E. Marín
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Luis Fernando Román, presidente del Colegio de Veterinarios declara que "todos los días tenemos que estar defendiendo que somos una profesión sanitaria, cuando por ley está en nuestro ADN propio desde antes del siglo XIX"

Tiene clara la importancia de una profesión que, en la mayoría de los casos, se valora poco, tanto a nivel social como institucional. Espera que algún día llegue ese reconocimiento que merece.

¿Qué radiografía hace del sector en la provincia?

La mayor preocupación que hay en estos momentos es la precariedad laboral. Hay una plétora ahora mismo de veterinarios, pues salen de las facultades todos los años más de mil profesionales, y la demanda no es tan elevada. Por tanto hay precariedad laboral y sueldos bajos; las estadísticas indican que es la profesión peor pagada. No hay paro, pero las condiciones son muy malas.

Hay un intenso debate en el que se solicita el reconocimiento total como sanitarias de todas las ramas de actividad de la profesión. ¿Qué pasa para que no sea así cuando lo indica la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias?

Todos los días tenemos que estar defendiendo que somos una profesión sanitaria, cuando por ley está en nuestro ADN propio desde antes del siglo XIX. Ya lo dice el lema de la profesión, Higia pecoris salus populi, esto es, la salud de los animales, la salud del pueblo. Somos una profesión sanitaria. Legalmente está reconocida pero no lo reconocen los ejecutores de esa política, o sea el Ejecutivo y el Legislativo.

En este sentido, un problema grave que hemos tenido desde la crisis es la subida del IVA. Como somos una profesión sanitaria debería ser reducido, excepto en los animales de compañía. Lo subieron del 8% al 21% y estamos luchando para que lo bajen al 10%, porque la actividad con los animales de compañía también la realizan los veterinarios, teniendo en cuenta además que casi la mitad de la población tiene un animal de compañía en casa y eso supone un riesgo de salud pública.

Todas las organizaciones mundiales -OMS, ONU, FAO- están reconociendo que solo existe una salud; no se puede separar la salud humana, la de los animales y la del medio ambiente. Todo está engarzado y tiene un interfaz de contacto. El 65% de las enfermedades de los animales son comunes a las personas. Nosotros estamos atendiendo la sanidad animal y estamos protegiendo la salud pública.

La Junta ha decidido sacar a concurso abierto y permanente las plazas de unos 400 veterinarios, por lo que los interinos se verán desplazados, sin la garantía de que se cubran todas las existentes. Muchos temen por su continuidad como personal de la administración sanitaria. ¿En qué situación se encuentran estos profesionales?

El acceso a la función pública, la ley dice que deberá ser por concurso o concurso-oposición, que es el que tienen establecido las profesiones sanitarias. Eso solo se aplica a las asistenciales, pero en el resto, médicos, veterinarios, farmacéuticos, fisioterapeutas, etc., que trabajamos en el área de atención preventiva hay que tener en cuenta experiencia y formación. Para ello lo que hay que hacer es aplicar la ley. Otra cosa es el concurso abierto para quienes ya están dentro. A ello se suma que hay plazas sanitarias que han considerado que no son de profesionales sanitarios y que puede implicar que algunos tengan que dejarlas.

Un estudio promovido por el Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid indica que la clínica de pequeños animales es el campo más deseado por los veterinarios, tanto en activo como estudiantes, para trabajar, a pesar de ser el sector más saturado

Hasta los años 80, los estudiantes que llegaban a las facultades eran mayoritariamente del mundo rural y habían tenido contacto con animales. Ahora, el origen de los alumnos mayormente es de zonas urbanas, lo que implica que tienen un concepto de los animales muy idealizado. Los animales son algo más que lo que dicen las películas de Disney. Luego se dan cuenta de que hay muchos más campos, como las salidas en el ámbito de seguridad alimentaria. Somos los profesionales mejor preparados en toda la cadena alimentaria, desde la producción primaria, hasta la transformación total en la industria. También hay salida en nutrición animal, en la atención en las explotaciones.

En nuestra provincia, la mayoría  de profesionales está en la función pública, en atención a pequeños animales y en la clínica de grandes animales. En activo hay en la provincia en torno a doscientos veterinarios para las funciones que tiene encomendada la profesión: todo lo relacionado con la sanidad y el bienestar animal, la producción animal, la salud pública y el control de la sanidad animal oficial y pequeños animales. Donde hay más carencia es en la sanidad de la fauna silvestre, pues nos estamos dando cuenta de que la problemática de muchas patologías procede de la fauna salvaje y se necesita más trabajo e investigación en este campo para que las decisiones que se tomen tengan una base científica.

Las brigadas de veterinarios que contrata Eulen para las campañas de control y saneamiento del ganado que la Junta de Castilla y León externaliza a través de un concurso público están en pie de guerra por la falta de atención y de medios. ¿Cómo afecta en Palencia?

La Consejería de Agricultura ha sacado a concurso el trabajo de saneamiento ganadero en una serie de enfermedades y lo ha cogido esta empresa. Se trata de unos actos clínicos y un trabajo muy duro, que tiene una repercusión en la sanidad animal y en la salud pública y económica enorme. Pero está poco valorado. Estos profesionales están infrapagados, con jornadas larguísimas de trabajo, desplazamientos, etc. Mucha precariedad laboral.

¿Qué enfermedades preocupan más en lo que a sanidad animal se refiere?

En el caso de la tuberculosis bovina, la incidencia real es muy pequeña, pero puntualmente se observa que hay un pequeño pico cada tres años. Se están haciendo estudios y se ha observado que eso se debe a alguna infección residual que puede surgir, al movimiento de reses y a la fauna silvestre. Por eso hay que seguir investigando. Estamos preocupados por su repercusión en la sanidad animal, lo mismo que en el caso de la brucelosis, pero es que tiene su repercusión en la salud pública.

El sector del porcino todavía tiene presente la devastadora epidemia de peste africana de los sesenta. Tenemos en puertas una nueva crisis veterinaria por la aparición de nuevos brotes de esta dañina enfermedad de contagio rápido. ¿Qué riesgo supone para la economía nacional y la de los profesionales afectados?

La peste porcina africana está producida por un virus, que es endémico en África. A finales de los años 50 llegó a Lisboa con residuos de comida, que tomaron cerdos y jabalíes y desde ahí se transmitió. Hemos tardado hasta 1995 en erradicar la peste porcina en España.

En 2007 ha habido otro salto desde África al Cáucaso, que está afectando a los jabalíes y que se está propagando. Está pegando saltos demasiado largos, de 800 y mil kilómetros, algo que no es normal que lo haga solo el jabalí. Porque hay en Japón, China, Rusia, Países del Este y ahora Bélgica. Es muy contagiosa y mortal casi al cien por cien. Además de por el jabalí, también se transmite por los cazadores y por los trofeos que traen.

Por ello tienen que tener mucho cuidado y tomar precauciones. A ello se  suma que, hoy en día, se traen productos cárnicos de esos países y se puede transmitir la enfermedad fácilmente. Aunque se aísle la zona, los terceros países fuera de la UE no querrían comprar nada y sería una crisis económica importante, pues somos el segundo productor de porcino de Europa después de Alemania. Tenemos un mercado exterior importante. Se están tomando las medidas necesarias y confiamos plenamente en los servicios veterinarios de la Unión Europea, de España, de Castilla y León y de Palencia. Pero también hay que hacer campaña de formación, para que la gente lo sepa y no traiga productos cárnicos, además de que los cazadores tomen las precauciones necesarias.

¿Cree que hay que involucrar más al consumidor en la vigilancia de la seguridad de los alimentos?

La seguridad alimentaria es responsabilidad de todos: desde el productor primario, al operador económico de las industrias y al consumidor, así como la administración que regula leyes y establece sistemas de inspección. Pero también son responsables los comités científicos y las universidades, para que ofrezcan investigación y bases sobre las que los gestores puedan tomar decisiones con conocimientos científicos, no bajo presiones.

¿Cree que la sociedad valora como se merece la profesión?

En general, no. La población tiene idea del trabajo asistencial, esto es, lo relacionado con los animales de compañía. Pero ocurre con la mayoría de profesiones relacionadas con la salud pública y seguridad alimentaria, porque hacemos prevención y eso no se ve, ni se demanda. En el medio rural han desaparecido muchas profesiones, al igual que otros servicios. Esto hay que hacerlo sostenible, porque si está muy bonito pero es imposible vivir allí, poco vamos a avanzar.

Otro aspecto en el que ha cambiado la profesión veterinaria es en su feminización

En las facultades ahora mismo, alrededor del 70% de los futuros profesionales son mujeres. En la implantación todavía la diferencia existe, excepto en lo relacionado con los animales de compañía, aunque  en clínica de grandes animales cada vez es mayor su presencia.

En la sociedad actual, parece que en ocasiones se idealiza demasiado al animal en el ámbito doméstico

El bienestar de los animales de compañía no es lo que nosotros a veces pensamos; un perro tiene que expresar sus comportamientos. Se está investigando mucho para ver cuáles son los criterios de bienestar animal, para después tomar decisiones. Es razonable que se quiera a un animal, pero también hay que dejar que exprese sus comportamientos, alimentarle bien, mantener su sanidad de forma regular, etc. Los animales de compañía son una fuente de infecciones y parásitos  que hay que prevenir y eso ha bajado, pues con la crisis se ha dejado de vacunarles y atenderles de forma correcta.