El capitán de la confianza infinita

David del Olmo / Palencia
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Carles Bravo ya no jugará como local en el 'Marta Domínguez', donde ha vivido grandes momentos • 206 partidos con el Palencia

Bravo, en una imagen del pasado verano. - Foto: S.M

Llegó a tierras  palentinas en el verano de 2008, formando parte de un lavado de cara del entonces Faymasa Palencia, que había sufrido el curso anterior lo indecible para mantener la categoría, la LEBPlata.

Fue, sin duda, un fichaje ilusionante para los aficionados palentinos. No en vano fichaba por el equipo que entrenaba Natxo Lezkano desde hacía media temporada (el técnico sustituía a Quino Salvo en la 2007-08) uno de los jugadores nacionales más destacados del mercado.

Fue uno de los grandes fichajes de aquel verano en la competición y, con la incorporación de Stevie Johnson, el equipo morado obtenía una pareja de referencia para optar a todo. Así se comprobaría con el paso de los meses.

PRIMER TÍTULO. Bravo, con más de 15 puntos por partido, fue un líder anotador del equipo que enseguida se situó en las posiciones de privilegio de la categoría, haciendo soñar a sus aficionados. Fue clave en el primer título nacional logrado por el club en su historia, la Copa LEBPlata 2009, al superar al Hospitalet en la final celebrada en el Marta Domínguez.

Fue elegido el MVP de una final en la que la temprana lesión de Johnson le dejó como gran referencia ofensiva. Sumó 25 puntos haciendo gala de su descaro a la hora de mirar la canasta. Hay que recordar que su serie de triples (2/10) hubiera desalentado a cualquier tirador. Pese a todo, lideró al equipo con siete tiros libres sin fallo y 24 de valoración. La afición de Palencia celebraba su primer gran éxito. No sería el último.

Porque al final de aquella campaña llegaría la gran celebración, la del título de la Liga LEBPlata y el ascenso de categoría. En una jornada mágica ante el Tarragona el Faymasa logró el objetivo. Carles no faltó a la cita con sus 20 puntos parta cerrar el curso.

ADECCO ORO. Aunque Bravo ya había jugado (en su etapa en el Tarragona) en la segunda categoría en importancia del baloncesto español, con el Palencia Baloncesto vivió sus mejores momentos, aunque no haya sido un camino de rosas para el equipo.

Porque en la primera temporada el conjunto morado debió mantener la fe hasta el último momento para salvarse. Fue en ese curso en el único en el que el capitán del equipo se perdió un encuentro (el único en toda su trayectoria en estas tierras). Y aún más dura fue la segunda campaña en la categoría, cuando debió jugar el play-out por la permanencia. El equipo cumplió el objetivo.

A partir de ahí perdió algo de protagonismo, aunque su producción siguió siendo alta y la confianza de Natxo Lezkano, tanto en los buenos como en los malos momentos, se ha mantenido inalterable durante las seis campañas. Ha colaborado en los dos últimos curso en la aparición del equipo primero en el play-off y luego en la misma final por el ascenso o en la Copa Príncipe. El equipo palentino no pudo ganar ninguno de esos dos duelos.

Este verano, a la hora de configurar la nueva plantilla el club (el entrenador que siempre le brindó su confianza; la directiva que cada verano le ofreció la renovación) decidió esta vez dar un cambio de rumbo en algunas posiciones y Bravo seguirá su carrera deportiva jugando en el Melilla Baloncesto, como rival del Palencia.

Con 206 partidos a sus espaldas ha sido un jugador muy importante en la historia del club palentino, con sus puntos, sus triples, su infinita confianza en anotar el siguiente tiro, en superar a su defensor en la siguiente penetración. La precipitación y la defensa, los argumentos para los detractores. Aún así, genio y figura. Y aunque no todo fueron aplausos en la grada, ha sido uno de los jugadores mejor tratados por ella.

Acabó su etapa en Palencia, será ovacionado cuando regrese con el Melilla. Se fue un escolta imprescindible a la hora de recordar las históricas temporadas del Palencia. El capitán del equipo durante muchas campañas, un líder, una referencia, un jugador profesional de baloncesto que cierra una etapa y abre otra. Mucha suerte en ella.