Descubren en 'Dessobriga' depósitos rituales de la Primera Edad del Hierro

Noelia Tadeo
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Las excavaciones, que finalizarán este sábado, 8 de agosto, utilizan técnicas en tres dimensiones para llevar a cabo la restauración virtual de las piezas con fragmentos disgregados. Además, se centran en hallar el sistema defensivo

El yacimiento arqueológico de Dessobriga, ubicado en el cerro de Las Cuestas, entre Osorno (Palencia) y Melgar de Fernamental (Burgos), acoge por segunda vez un grupo de 17 voluntarios, entre españoles y franceses, para desarrollar las excavaciones que empezaron en 2014. Este verano, el interés de los especialistas se ha centrado en los depósitos rituales encontrados en la zona, aunque también ha despertado la curiosidad de excavadores clandestinos. 
Los excavadores hallaron restos de varios depósitos rituales, aunque «al principio no encontramos nada, pero había indicios de que el lugar podía ser un centro de ofrendas antiguo», informó Margarita Torrione. 
«La fecha de tales hallazgos no se puede limitar porque hay elementos de la Primera Edad del Hierro y de la etapa celtibérica», añadió la directora y promotora científica. 
Este hecho se puso de manifiesto en la mañana de ayer, durante una visita guiada al yacimiento a la que acudieron el delegado territorial, Luis Domingo González: la alcaldesa de Osorno, María Félix Dehesa, y varios miembros del Museo Arqueológico de Palencia, además de los periodistas. 
Los encargados de mostrar con detalle los resultados de las catas fueron Margarita Torrione, directora y promotora científica del Proyecto Dessobriga y miembro de la Société Arquéologique de Bron (SAB) y Jesús Francisco Torres-Martínez y Antxoka Martínez Velasco, directores de la intervención arqueológica del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac).
Al comienzo de la visita se obligó a los presentes a extremar las precauciones sobre el terreno, ya que «debido a las lluvias de la semana pasada se han agrietado los terrenos y los bordes están debilitados», según informó el director de la excavación, Antxoka Martínez Velasco. 
El área de interés para explorar se encuentra en una terraza llana y elevada, entre 870 y 880 metros sobre el nivel del mar, en un emplazamiento identificado como la mansión. Tiene una extensión estimada de 200 hectáreas, aunque «solo podemos trabajar en los espacios que el agricultor lo permite», mencionó el director de la excavación, Martínez Velasco.
Un grupo de 17 voluntarios, entre ellos siete franceses, investiga en las tres catas abiertas y en el laboratorio, situado en el municipio de Osorno. 
Este año centran su investigación en los sistemas defensivos que utilizaban los pobladores de la zona y, sobre todo, en dos fosos que forman una horquilla, «lo que nos otorga unos resultados alentadores en toda la plataforma», declaró Margarita Torrione. A través de ellos concluyen que la zona estuvo protegida por un muro de arcilla y piedras, lo que a su vez «demuestra que la población vaccea era muy organizada y capaz para protegerse», comentó Antxoka Martínez Velasco. 
Las prospecciones geomagnéticas con georadar, financiadas por Margarita Torrione, permitieron descubrir una segunda muralla, viviendas y viales de comunicación, «por lo que es previsible que los terrenos que se están estudiando sigan dando sorpresas», apuntó el delegado. 
También se encontraron evidencias de que las poblaciones de la zona fueron potencias económicas y militares hasta la llegada de los romanos.
La investigación se realiza en 400 metros del terreno agrícola del cerro, pero en la Edad del Hierro «podía ser como Nueva York», mencionó Margarita Torrione.
La arqueología reconstruye con documentación histórica lo ocurrido en el yacimiento. Los arqueólogos que trabajan allí desarrollan su labor a través de la hipótesis formulada al comienzo del proyecto, en el año 2013, que dice que «bajo tierra se esconde un oppidum de la época de los vacceos», según aclaró Antxoka Martínez Velasco.
El primer hallazgo que demuestra un asalto romano a la civilización vaccea está en la cata número uno, donde se observan marcas del nivel de incendio y resto de ceniza, aunque «a ras de suelo no se pueda ver por los movimientos de tierra», explicó uno de los arqueólogos. Asimismo, en la zona se encontraron monedas que demuestran el paso de mercaderes y de militares de la Galia. 
Los restos del destacamento militar romano dan idea del final de los vacceos a causa de sus ataques, además de relacionarse con el preludio de las Guerras Cántabras. 
A pesar de ser una población excedentaria en trigo «no pudo frenar el ataque de los romanos, pero permaneció en pie aún con los fuertes vecinos que tenía alrededor» según Antxoka Martínez.
 El sistema se reconstruyó artificialmente a través de una estructura modular, para concluir que la defensa utilizada por los vacceos «era digna de admirar», comentó Margarita Torrione. 
Sus técnicas se basaban en el empleo de la arcilla. En primer lugar levantaban un muro de tierra y piedras para contener los ataques. La muralla se sostenía con una rampa, utilizada también por los defensores para subir por ella en pleno ataque.
Por otro lado, cuidaban de que con el muro el atacante perdiera visibilidad y solo «quienes estaban dentro, al otro lado, tuvieran la posibilidad de liderar el ataque», según explicó Jesús Francisco Torres-Martínez, miembro del Imbeac.
Además, emplean el 3D para componer los restos que tengan las piezas disgregadas. Se trata de un método de mejora del trabajo que puede llegar a más lugares.