Aquel primer título para la historia

David del Olmo
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Aquel primer título para la historia - Foto: dp

El 31 de enero de 2009, el sábado se cumplen seis años, el entonces llamado Faymasa Palencia lograba el primer gran título nacional de su historia y del baloncesto palentino, al imponerse en un partido reñido y de final agónico al Torrons Vicens L’Hospitalet por un marcador de 69-65.

Apenas unos días antes de disputar una nueva Copa en el Pabellón Marta Domínguez, el único jugador de la actual plantilla presente en aquella cita (donde Natxo Lezkano era el entrenador y Sergio García ya era su segundo en el banquillo), Xavi Forcada, recuerda aquel mágico sábado.

Lo cierto es que era la segunda Copa LEBPlata que albergaba la ciudad de Palencia, ya que un año antes (entonces en un formato diferente, con semifinales y final en una misma sede) el club palentino se había hecho cargo de la organización del evento. Se la llevó el Vic (finalista tras vencer al Gijón), campeón al ganar la final al Illescas (verdugo del Palencia en semis). Una Copa donde prácticamente debutaba Forcada, recién fichado del Hospitalet: «Recuerdo que ni hacía un mes que había llegado, que el equipo estaba en una mala situación. Nos la tomamos más como un entrenamiento que como un título en juego, porque Natxo también había llegado hacía poco tiempo, en Navidad. Creo que entonces la sensación no era de ir a ganar la Copa, sino a entrenar de cara a mejorar en la Liga».

Tras salvarse del descenso, el curso 08-09 fue totalmente distinto, «sí que logramos clasificarnos por méritos propios para jugar la Copa, ya a partido único, aquí en casa. Y es un recuerdo muy especial. Por ejemplo, al llegar al Pabellón, una hora y media antes del partido, había una cola larguísima en la entrada. Estaba lleno, con gradas supletorias y todo». Y del partido en sí, «no recuerdo mucho, la verdad. Sé que sufrimos mucho, han pasado ya unos años. Y también que Carles Bravo jugó un partidazo». Todo ello condicionado desde el inicio cuando «se lesionó Stevie. Ya casi ni me acordaba».

¿Fue el impulso que ayudó a luchar y lograr el ascenso en mayo? «Son cosas distintas. Sí recuerdo que entonces hablábamos en el vestuario, que cambiaríamos el título de Copa por el ascenso. Porque el título es mucho más grande, es más satisfactorio cuando logras un ascenso». Eso sí, «jugar la Copa Príncipe es algo muy importante, de los 15 equipos que compiten en la Liga solo la juegan los dos mejores después de toda una primera vuelta. Es un premio al trabajo desde el principio de la temporada. Así es como nos lo tenemos que tomar, intentar dar lo máximo para llevarnos el título y disfrutar», reconoce el base morado, que entonces era un joven escolta: «En lo personal, han cambiado mucho las cosas. Para empezar la posición que ocupo es distinta, gracias a los compañeros con los que he entrenado estos años he ido cambiando y mejorando como jugador».

Eso sí, no encuentra semejanzas entre la Copa LEBPlata y la Príncipe, «muy diferentes, son dos estilos de baloncesto, dos niveles muy diferenciados, el de Oro y el de Plata». Ni siquiera afrontará la final con la del año pasado en el recuerdo, «no es una espinita que tenga clavada. El año pasado íbamos con la ilusión a Andorra, con la esperanza de dar la campanada. Pero no competimos ante un gran rival. Este año la situación es diferente. Desde fuera nos darán como favoritos, sería lógico, ya que jugamos en casa. Saldremos muy motivados».