Valsurbio sigue vivo

Rubén Abad
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Esta pequeña localidad situada a 1.500 metros de altitud en pleno corazón del Alto Carrión vuelve a albergar vida después de permanecer abandonada durante años

El panorama al que se enfrentan muchos de estos pequeños pueblos de la Montaña Palentina es similar al que se vivió en Valsurbio décadas atrás. Una pequeña entidad rural situada en lo que ahora es el término municipal de Velilla del Río Carrión que resistió imbatible a duras penas durante tediosos años haciendo frente a los difíciles, largos y fríos inviernos que se registraban en esta localidad situada a 1.500 metros de altitud sobre el nivel del mar.

A día de hoy, sus calles, plazas, rincones, viviendas e incluso la iglesia parroquial han sido ocupados por una extensa y densa capa de verde y frondosa vegetación que apenas hace posible recordar a los moradores de la zona el trasiego diario de los montañeses que aquí residieron hasta la década de los setenta con la agricultura y la ganadería como principales sustentos económicos.

Los primeros documentos históricos de los que se tiene constancia sobre esta pedanía montañesa datan del siglo XVI, concretamente del año 1568, en el que un escrito recoge un acuerdo vecinal sobre las lindes de esta localidad norteña y su vecina Valcobero.

Tras años de vertiginosos cambios sociales y políticos que sus gentes vivieron en primera persona, su último alcalde pedáneo fue Belarmino Andrés y los dos vecinos que abandonaron el pueblo en último lugar dejando atrás decenas de recuerdos imborrables en su memoria fueron los hermanos Teodoro y Francisca Piélagos, que lo hicieron en un ya lejano 1972.

Y es que, sin corriente eléctrica en sus hogares ni en la vía pública y con unas deficientes comunicaciones por carretera con el resto de Entidades Locales Menores del entorno, el día a día se fue haciendo cada vez más cuesta arriba en este pequeño pueblo al que en sus último tramo de vida le quitaron hasta su propia identidad histórica, ya que pasó a depender administrativamente del Ayuntamiento de Camporredondo de Alba y, una vez disuelto éste a principios de los años setenta, al de Velilla del Río Carrión.

NUEVAS CONSTRUCCIONES. Pero Valsurbio, además de ser un claro ejemplo del éxodo rural propio de los años sesenta y setenta en la comarca a otras regiones más prósperas del territorio nacional, también lo es de cómo un pueblo puede resurgir de sus cenizas aludiendo al mito del Ave Fénix.

Aunque oficialmente consta como un núcleo de población deshabitado, hay un grupo de familias que ha apostado por recuperar la tranquilidad del campo y los bellos parajes que ofrece la Montaña Palentina para instalarse –aunque solo durante determinados períodos del año- en este idílico lugar al que tan solo se puede acceder en vehículo todoterreno a través de pistas forestales desde Camporredondo, Valcobero y el santuario de la Virgen del Brezo.

En total son tres las casas de reciente construcción (la más antigua tiene unos quince años y la última está aún en construcción) que han levantado personas vinculadas al pueblo a sabiendas que no tendrán los servicios básicos propios de otras pedanías, pero con la ilusión de recuperar las raíces en el pueblo que vio crecer a sus padres y sus abuelos.