Un debate cargado de reproches

AGENCIAS
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Rivera e Iglesias se presentan a sí mismos como los únicos capaces de garantizar el cambio y coinciden en atacar a Sánchez por representar el pasado y carecer de programa de Gobierno

Junto a un atril vacío, reservado para Rajoy y colocado para remarcar su ausencia en este acto, Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias abrieron ayer los debates electorales (al menos los retransmitidos en directo por los medios de comunicación) cuando la campaña electoral ni siquiera ha comenzado. Y lo hicieron en un acto organizado por el diario El País que tuvo un tono duro, cargado de reproches entre ellos y enfrentamientos cruzados. Los más duros llegaron por las propuestas económicas, aunque también los hubo por la ideología de cada partido y por las puertas giratorias.

Yihadismo. Antes de entrar en los cuatro bloques temáticos pactados (economía; política social; ordenación del territorio y regeneración política), el terrorismo yihadista protagonizó las palabras de los candidatos. Así, el líder de Ciudadanos apeló a la unidad de los demócratas en contra del Estado Islámico y aseguró que, en caso de gobernar, no llevaría a un referéndum la posible participación de España en una misión internacional: «Lo llevaré al Parlamento, pero no eludiré mi responsabilidad con una votación ciudadana como ha hecho Tsipras en Grecia con las medidas económicas». En la misma línea se posicionó el aspirante del PSOE, que remarcó que Francia debe tener claro que España siempre estará a su lado.

En el polo opuesto se situó el alma máter de Podemos, que recordó que las intervenciones militares no han servido ni en Irak, ni en Libia, ni en Afganistán, ni en Siria: «No lo digo yo, lo dice, incluso, Tony Blair, uno de los que estaban en la foto de las Azores».

Economía. El debate empezó a endurecerse cuando se coló la economía e, incluso, Pablo Iglesias tuvo que hacer de mediador entre sus oponentes, aunque acabó recibiendo su parte cuando Sánchez le recordó la «difamación» de su excompañero Juan Carlos Monedero sobre Rivera. «Confundes la nueva política con la difamación, igual que hace Monedero con Albert. De él me lo esperaba, de ti no», señaló.

Precisamente fue el candidato de Ciudadanos el que abrió fuego en este bloque remarcando que el país debe cambiar su modelo económico. Para ello, presentó tres soluciones: complemento salarial para clases desfavorecidas, cambio en el modelo laboral con un contrato único donde se prime el mérito y el esfuerzo, y reforma de los autónomos, «que tienen lo peor del empresario y el trabajador».

El líder de Podemos, por su parte, abogó por luchar contra el fraude fiscal: «Lo que sale caro en España es la corrupción que cuesta 2.000 euros al año a cada ciudadano». Además, se mostró a favor de bajar el IVA y de subir los impuestos a las rentas altas. Sin embargo, a su juicio, lo fundamental para cambiar el país pasa por transformar el modelo productivo: «Tienen que volver los mejores cerebros y apostar por las energías limpias».

Pedro Sánchez utilizó su turno para recordar los logros económicos de los gobiernos del PSOE que, a su juicio, se ha cargado el PP que «ha estado ausente estos cuatro años, como Rajoy en este debate». En este sentido, recordó que con José Luis Rodríguez Zapatero, la nación tenía un 8 por ciento de paro. Por ello, se comprometió, si llega al poder, a derogar la reforma laboral de los populares para recuperar la negociación colectiva.

Ese viaje al pasado del socialista fue aprovechado por sus rivales. «Usted recuerda el 8 por ciento de desempleo que llegó a tener Zapatero, pero se olvida del 23 que dejó cuando se marchó», le espetó Rivera, que acusó al político madrileño de dedicarse solo a criticar al Ejecutivo del PP sin ofrecer un programa de Gobierno. «Hay que proponer cosas, como hacemos nosotros, que somos la única opción de cambio», remarcó.

Políticas sociales. «Mi patria es la igualdad», aseguró solemne Pedro Sánchez al comienzo del bloque dedicado a las políticas sociales. Una intervención que finalizó comprometiéndose a recuperar la Ley de Dependencia aprobada por el Gobierno de Zapatero. Iglesias y Rivera coincidieron en garantizar los derechos sociales en la Constitución, aunque el aspirante de Ciudadanos fue un paso más allá «para que no se quede en papel mojado» al asegurar que incluiría también la financiación de este ámbito en la Carta Magna.

Ordenación territorial. Ni en lucha contra el yihadismo ni en economía ni en la ordenación territorial hubo consenso entre los tres. El candidato del PSOE apostó por una reforma constitucional que avance hacia el federalismo. Una idea que no gustó al líder de Ciudadanos, que recordó al socialista sus pactos con los independentistas en Cataluña. «La unidad de España no se negocia», enfatizó al tiempo que se enorgullecía de «ser catalán y español».

Iglesias, por su parte, señaló que Podemos tiene un proyecto de país «plurinacional» y sin miedo a la opinión de los ciudadanos, por lo que apostó por un referéndum para que los catalanes pueda ejercer su derecho a decidir. Sánchez aprovechó esa propuesta del líder de la formación morada para criticarle por dos flancos: que defiende el derecho a la autodeterminación «como Bildu y Batasuna» y que su modelo a seguir estaba claro, «la Unión Soviética, que defendía la autodeterminación en su Constitución». «Ése es un argumento de la caverna mediática», respondió el exprofesor universitario.

Regeneración. Fue al final del debate cuando los reproches subieron aún más de tono a cuenta de la corrupción política. Rivera abrió el bloque con propuestas como el fin de los aforamientos o las listas abiertas, al tiempo que el candidato del PSOE se comprometió a que se persiga toda la corrupción «afecte a quien afecte». En su turno, Iglesias insistió en las puertas giratorias, que ya había utilizado para criticar a los socialistas ejemplificando con Trinidad Jiménez, y mandó un dardo envenenado a Sánchez: «Los que nos han metido en casos como la Púnica o los ERE no pueden librarnos de la corrupción».