Guardo ha experimentado estos días un aumento considerable en su padrón municipal con la llegada de cien nuevos vecinos. No son de carne y hueso, y tampoco han venido para quedarse, pero se mueven y actúan como si de auténticos seres humanos se tratara. Son unos autómatas a los que los guardenses tienen un especial cariño, pues llevan celebrando con ellos la Navidad desde 1988.

Hablamos de las figuras del Belén articulado de tamaño natural que un año más, y ya van 31, ha montado la Asociación Cultural Barrio Barruelo en la histórica plaza que da nombre al colectivo, a los pies de la emblemática Casa Grande. Un histórico palacio que hace las veces de escenario para esta representación de gran formato.

Setecientos metros cuadrados de Nacimiento en el que cada personaje y cada detalle se cuidan con mimo desde meses antes de su inauguración. Un Belén monumental que, por más que uno lo visite cada año, siempre sorprende, pues cada edición se añaden piezas nuevas, se mejoran las existentes o se cambia su ubicación.

Y es que la asociación no deja de innovar, pues aunque acaba de estrenar el Belén hace tan solo unos días, ya está estudiando futuras actuaciones. «Hemos introducido varias mejoras y estamos pensando en las que llevaremos a cabo la próxima edición», confiesa su presidente, Justo Arnáiz.

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