Las FARC declaran un alto el fuego unilateral por tiempo indefinido

Agencias
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La guerrilla colombiana anuncia que la tregua entrará en vigor el próximo sábado y advierte de que volverá a las armas si los milicianos sufren ataques por parte de la fuerza pública

SIETE GUERRILLEROS DE LAS FARC SE DESMOVILIZAN EN CALI - Foto: Carlos Ortega

 
 
Parece que las negociaciones que mantienen el Gobierno colombiano y las FARC en La Habana están dando sus frutos. O, al menos, así lo demuestra el hecho de que la guerrilla anunciase ayer un alto el fuego unilateral que estará en vigor «por tiempo indefinido» y que, a medida que avancen las converaciones de paz en Cuba, «debe transformarse en armisticio».
La tregua comenzará a las 00,01 horas del próximo sábado, según apuntó la milicia en un comunicado, en el que reclamó la supervisión de organizaciones como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), el Comité Internacional de Cruz Roja y el Frente Amplio por la Paz.
«Este cese de fuegos unilateral, que deseamos se prolongue en el tiempo, se daría por terminado solamente si se constata que nuestras estructuras guerrilleras han sido objeto de ataques por parte de la fuerza pública», advirtió el grupo, que criticó el «regocijo» con el que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha recibido las últimas bajas en las filas insurgentes. 
En este sentido, indicó que «la guerra no puede ser motivo de gozo, sino de pena, así se den resultados que puedan beneficiar episódica y transitoriamente a alguna de las partes». «No más circo, no más exhibicionismo de fuerza incontrolada, no más sacrificio de vidas ajenas», proclamó, antes de llamar a superar «los episodios inútiles de sangre» del pasado. 
La milicia ya había declarado varias treguas unilaterales desde que arrancaron, hace dos años, las conversaciones de paz con el Gobierno. En el horizonte está poner fin a un conflicto que ha causado más de 200.000 muertes en el último medio siglo. 
La guerrilla apuntó que las dos partes intentan «buscar salidas a temas y problemas difíciles» a los que se suman «la desigualdad y la pobreza generalizada» y «la incompetencia estatal». En este sentido, admitió que «el reto que tienen por delante» los negociadores «es de una inmensidad sin precedentes».