El empresario catalán Juan Rosell fue reelegido ayer presidente de la CEOE para un segundo y último mandato por 345 votos de los 660 emitidos (52,2%). Hace cuatro años, Rosell consiguió el liderazgo con un apoyo del 62,5% en su enfrentamiento con el andaluz Santiago Herrero. 

 Su rival en estas elecciones, el presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, obtuvo 312 votos. Además, se emitieron tres votos en blanco y ninguno nulo. 

 El resultado de los comicios se conoció poco después de las 13,00 horas, en medio de un ambiente de expectación. La participación rozó el 86%. Los dos candidatos recibieron la noticia en primera fila de la Asamblea Electoral, celebrada en el Palacio de Congresos. 

 Rosell afirmó estar «decepcionado» con algunos, «muy pocos» miembros de la Confederación, que se ha visto salpicada en los últimos tiempos por varios escándalos de corrupción, pero dedicó parte de su primer discurso tras ser reelegido para enfatizar que «la ética seguirá siendo el Norte» en su nuevo mandato y que «todo va cambiando muy rápidamente». «La solución se llama gobernanza y transparencia», subrayó. 

El empresario no se refirió en ningún momento al escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid en el que se ha visto implicado el vicepresidente primero de CEOE, Arturo Fernández, o al presunto caso de cobro ilegal de exdirigente de Cepyme, Jesús Terciado. 

 

Buenas formas. Si bien, cargó contra unos «pocos, pero que hacen mucho ruido, que entienden la CEOE como una propiedad privada particular y están más a favor de sus intereses personales que de los generales». «Desde el mundo de la empresa hemos de recuperar y exigir las buenas formas y los buenos usos. Venimos de un eclipse ético, pero no todo vale, especialmente en el campo empresarial. Los excesos hay que censurarlos, hay que volver a recuperar los valores del empresario: el esfuerzo, la constancia, la iniciativa, los riesgos y, sobre todo, el sentido común», añadió. Para cerrar este capítulo, Rosell garantizó que la ética seguirá siendo siempre su «Norte», pero se refirió a una «ética vertical, integral, íntegra y sin sombras». 

Por otro lado, Rosell respondió a aquellos que le han criticado de hacer de la CEOE una organización poco participativa en los últimos años que la Confederación está «cogiéndole el gusto» a este tipo de procesos electorales, tras muchos ejercicios sin varias candidaturas entre las que elegir. 

 Sin embargo, recalcó que la CEOE, siendo actualmente «participativa», no puede ser «asamblearia» y que se «ha exagerado el debate». Además, puso en valor que tras cuatro años de «esfuerzos y algún impedimento», su gestión ha al frente de la CEOE ha dado lugar a unas «cuentas transparentes». 

 Con todo, Rosell admitió que la organización sigue requiriendo «cambios en su funcionalidad y estructura», de modo que se adapte a los tiempos como hacen una empresa más.

 Respecto a la situación económica, el presidente de la CEOE indicó que «ha mejorado mucho en los últimos trimestres», siendo lo más decisivo, a su juicio, que se vuelvan a crear empresas.

 

La losa del paro. Lo que sigue siendo una «losa», según Rosell, es el alto nivel de paro, así como la deuda pública, que sigue creciendo y se acerca al 100% del PIB. En este sentido, señaló que 2015 deber ser «el gran año de la reducción del déficit y de la consolidación fiscal». «Es imprescindible y necesario», añadió. 

 El presidente de la patronal también apuntó que la reforma más importante hasta ahora la han realizado los agentes sociales al pactar una senda de moderación salarial, por lo que demandó al Gobierno que continúe aplicándolas «con más intensidad, mejor hechas, y con más rapidez» para acabar de una vez con la «losa» del paro. «Las reformas son la única opción de futuro», resumió.