Una primavera prolija en precipitaciones y un verano no demasiado exigente en cuanto a temperaturas e insolación con algunos episodios tormentosos han obrado lo que hace un año era casi un milagro: Que los embalses palentinos tengan, al comienzo del año hidrológico, cuando en teoría deben comenzar a recargar, un nivel envidiable. De hecho, superan ampliamente la media de los últimos 10 años, y, lo que es más llamativo, cuadruplican las reservas que tenían hace 12 meses, cuando arrancó el año hidrológico 2017/18.
Se puede decir que han superado la sequía que las cuencas del Carrión y del Pisuerga comenzaron a sufrir ya a finales del año 2016 y que se prolongó hasta prácticamente el mes de marzo de 2018, momento en el que las esperadas lluvias llegaron cuando más se las necesitaba.

Así a día de hoy, entre las cinco presas de regulación existentes, dos en el sistema Carrión y tres en el del Pisuerga, suman 231 hectómetros cúbicos, frente a los más que preocupantes 59 con los que arrancó el pasado año hidrológico y que llegaron a reducirse de forma drástica poco antes de llegar el mes de diciembre. Pero la comparación es positiva incluso si se va más allá del año 2017, malo en todos los aspectos. Así, los 231 hectómetros superan los 144 con los que, de media, los embalses palentinos llegaban al inicio del año hidráulico.

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