El agresor del abreostras pide la eximente por beber

ALBERTO ABASCAL
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F.M.B., acusado de agredir a su expareja, se enfrenta a penas que oscilan entre los 11 y los 17,5 años de cárcel

La Audiencia Provincial dejó hoy visto para sentencia el juicio seguido contra F.M.B. que fue juzgado como presunto autor de un delito de homicidio intentado (asesinato intentado según las acusaciones particular y popular) y amenazas después de apuñalar a su expareja con un abreostras en la calle Fernando El Magno de la capital en marzo del pasado año.

La vista oral se inició el pasado 10 de septiembre con la declaración del acusado, la víctima y varios testigos y ayer el juicio concluyó con la declaración del resto de testigos, peritos forenses, así como la lectura de los informes finales.

La defensa del acusado solicitó la libre absolución para su patrocinado o alternativamente un delito de lesiones al considerar que a F.M.B. habría que aplicarle la eximente de alcoholismo.

Mientras tanto, la acusación particular ejercida por la mujer, M.M.M., que se encontraba con sus  dos hijos menores de edad en el momento de la agresión y cuyos intereses defiende la abogada palentina Aurora Gutiérrez, solicitó finalmente para el acusado un total de 17 años y medio de prisión, así como varios años de alejamiento tras cumplir la pena que le puedan imponer, al incluir también la comisión de los delitos de amenazas y maltrato habitual.

Se trata de la misma calificación que ha suscrito la Asociación Clara Campoamor, que ejerce la acción popular a través de los abogados Luis Antonio Calvo y Margarita Calle, según los escritos de calificación. Por su parte, la Fiscalía rebajó esta petición de penas a un global de 11 años de cárcel al calificar estos mismos hechos de tentativa de homicidio y amenazas.

En la primera sesión de la vista, F.M.B. aseguró ante el tribunal que no recordaba nada de lo sucedido debido a que  había bebido mucho alcohol además de ingerir ansiolíticos. A preguntas de fiscal, acusaciones y defensa, F.M.B. reiteró que no recordaba nada de lo sucedido en la calle hasta que llegó al complejo hospitalario «y me lo contaron los policías».

El acusado, soldador de profesión y que reconoció que ya con anterioridad había ingresado en prisión por quebrantar una orden de alejamiento tras ser condenado por un delito relacionados con la violencia de género, insistió en que durante la semana previa a los hechos había ingerido «mucho alcohol»  y que no recordaba nada, pese a que la analítica médica a la que fue sometido no encontró indicio alguno. Asimismo, sí reconoció que el abreostras que llevaba consigo durante la agresión era suyo y que lo utilizaba cuando disfrutaba de la afición a la pesca.

La víctima, M.M.M., que declaró detrás de un biombo para evitar ver al acusado, corroboró la agresión que sufrió. En este sentido, apuntó que salvo los primeros meses de convivencia, su relación con el procesado «había sido mala». «Es una persona obsesiva y me controlaba en todo momento a través del whatsapp».