El matadero de Guardo acumula unas pérdidas de entre 50.000 y 60.000 euros en los dos últimos años derivados de la gestión directa de la dotación municipal. Estos son los datos que hacía ayer martes públicos el alcalde, Juan Jesús Blanco, tras la celebración en la noche del lunes de uno de los plenos más broncos de los últimos tiempos, con unos ánimos bastante encendidos por parte de algunos miembros de la corporación y con un público entregado que rebatía, reprendía y ponía en tela de juicio cada una de las afirmaciones que realizaba el equipo de Gobierno en lo que atañe al cierre de la instalación.

No obstante, el pleno sirvió para poco más que para que cada uno de los grupos se reiterase en la postura que ha venido manteniendo desde la sesión del pasado 29 de octubre. Fecha en la cual se planteó por vez primera el cierre del complejo, la supresión del servicio público, la desafección del bien de dominio público y la correspondiente derogación de las ordenanzas que regulan las tasas de prestación del servicio del matadero y del centro de limpieza y desinfección de vehículos para que el complejo pudiera seguir funcionando en el futuro. O eso, al menos, es lo que defienden desde la bancada popular.

Y es que, al igual que ocurrió cuatro semanas atrás, el debate se ha pospuesto para una sesión extraordinaria prevista para el próximo 17 de diciembre.

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