El 'Belengate'

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La Junta prohíbe a los alumnos del 'Programa Dual de la Catedral' construir el tradicional belén de la Plaza Mayor, lo que ha obligado al Ayuntamiento a contratar a una empresa

La máxima de que la Navidad es tiempo para compartir no va con las Administraciones. Sobre todo con la Junta de Castilla y León y su Servicio Público de Empleo, que ha prohibido a los alumnos del Programa Dual de la Catedral construir el belén navideño que tradicionalmente se coloca en la Plaza Mayor.

Este taller de empleo se encargaba de la construcción del belén desde 2011. Fue el propio Alfonso Polanco quien propuso que la veintena de alumnos de esta escuela taller aprovechase los conocimientos adquiridos en rehabilitación y restauración arquitectónica para dar a la ciudad esta típica estampa navideña.

Era, sobre todo, una acción de carácter divulgativo y didáctico que, además, permitía al público en general ver los diferentes sistemas constructivos tradicionales, ya que para la construcción de este belén, los alumnos recurrían a la colocación de fábricas de adobe, muros de tapial y cerramientos con encestados revestidos de barro, además de resolver la cubierta con entramados de madera a base de cerchas y cobertura de teja cerámica. Esta actividad se compaginaba con los trabajos de restauración que desarrollaban a lo largo del curso.

El caso es que este año, el Servicio Público de Empleo le ha dicho al Ayuntamiento que no cuente con el Programa Dual de la Catedral, porque la construcción del belén no entra dentro de las unidades didacticas del programa.

Esto ha obligado al Consistorio a contratar una empresa, Construcciones, Reformas y Proyectos Santos Pérez Rodríguez, para que la ciudad no se quede sin belén estas Navidades.  Y, lógicamente, a gastar más dinero.

Con la colaboración de la Escuela Taller, la inversión económica que hacía el Ayuntamiento era mínima, puesto que se aprovechaban la madera y las tejas que utiliza el Ayuntamiento todos los años. El coste del resto de materiales empleados rondaba los 673 euros.

Además, los adobes eran recuperables y la tierra utilizada en el tapial se reciclaba, y, en el peor de los casos, su demolición no producía escombros al tratarse de tierra. Ahora, el Ayuntamiento gastará cerca de 3.000 euros, aunque la empresa utilizará en la medida de lo posible materiales tradicionales.