Un gran gigante hídrico

Rubén Abad
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El Estado ha destinado seis millones de euros a la reparación de las grietas que presentaba la histórica presa de Camporredondo. Decenas de operarios han impermeabilizado en las últimas semanas su estructura

Casi cien años a la intemperie, superando los rigores del duro invierno palentino y soportando la carga de cientos de miles de litros de agua a sus espaldas acabaron por pasar factura a la presa de Camporredondo, una impresionante obra de ingeniería de principios del pasado siglo que está en pleno proceso de transformación.

Las obras, con un presupuesto de seis millones de euros y financiadas por el Estado a través del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, arrancaron en verano con el propósito de eliminar las grietas que presentaba esta imponente masa de hormigón con una superficie de  4.500 metros cuadrados en cada uno de sus lados y casi setenta metros de altura.

Unas filtraciones que se observaron en enero durante el último llenado del embalse, que afectaban a uno de los drenes situados entre la galería intermedia y la del fondo, en la margen derecha, posiblemente a causa de la apertura de una vía a través de la mampostería utilizada para dar cuerpo al gigantesco muro.

«Camporredondo está construido a base de muchas piedras, por lo que hay un elevado número de juntas y huecos entre ellas. Con el paso del tiempo estas juntas han ido filtrando agua que hemos ido evacuando a través de los mecanismos que tenemos colocados en el interior de la construcción, pero eran necesarias varias revisiones cada cierto tiempo», apunta el encargado de la presa, David Vielba.

Una complicada y laboriosa tarea en la que se han empleado decenas de operarios en una milimétrica intervención la que se ha buscado la impermeabilización integral de toda la estructura. Para lograrlo se efectuó en primer lugar una limpieza a fondo de la pared con chorros de agua a presión con el fin de dejar la superficie completamente libre de impurezas.

A continuación se aplicó una fina capa de cemento en algunas zonas en las que posteriormente se instalaron unas guías metálicas que han sido el sustento para la distribución de varias láminas de geotextil, previo paso a la colocación de un novedoso material impermeable, flexible, de color grisáceo y muy resistente a los elementos en el dique de contención. Su instalación se ha realizado desde  lo alto de la infraestructura. Desde allí se va dejando caer siguiendo los canales fijados previamente y con la ayuda de varios andamios móviles donde se sitúan los operarios.

Una vez en la posición correcta se ha aplicado calor, unos 450 grados centígrados, con una máquina propulsora de aire que une las juntas, tarea para la que los trabajadores se han ayudado de rodillos especiales.

«Cuando esté todo colocado correctamente, se puede retomar la normalidad en el pantano. De hecho, pensamos comenzar a embalsar agua de nuevo a partir del mes de diciembre porque la vía por la que se ha optado ahora es mucho más efectiva y duradera. Esperamos que sea la definitiva porque hasta ahora ha dado muy buenos resultados», añade Vielba.

 

COMPUERTAS. Con anterioridad a esta actuación integral, se realizaron varias mejoras hace tres años. De este modo, en 2012 se renovaron las dos compuertas con las que cuenta la infraestructura, unos mecanismos por los que se puede expulsar hasta 250 metros cúbicos por segundo cuando el nivel del dique está al máximo.

Una de ellas se sitúa a escasos metros de la carretera P-210 (Ruta de los Pantanos), mientras que la otra se encuentra al extremo opuesto y es la que vierte el agua a través de la montaña, un acontecimiento que no se suelen perder los vecinos del Alto Carrión, que se desplazan hasta el lugar llamados por el estruendo que produce esta cascada que nace en la roca y cae desde varias decenas de metros de altura.

Al mismo tiempo que se cambiaron las compuertas, ambas controladas por un sistema de cilindros hidráulicos de doble efecto que las levantan hasta cuatro metros en forma de semicírculo, se instaló en cada una de ellas un sistema de ataguías, utilizadas por motivos de seguridad en el caso de que haya que realizar alguna reparación sobre el terreno. Con ellas se corta el flujo de agua y los operarios pueden trabajar sobre el portón metálico afectado.

 

TOMAS INTERMEDIAS. Además, tiene un complejo sistema de tomas intermedias en dos alturas -que difícilmente se aprecian porque suelen estar totalmente cubiertas- que son empleadas para vaciar la presa y para generar electricidad en la planta situada justo al otro lado de la construcción y con la que está conectada a través de enormes tuberías de color azul.

Asimismo, la infraestructura dispone de un par de desagües de fondo que tan solo son empleados para vaciar el pantano por completo, como ha sucedido en esta ocasión. Se trata de unos mecanismos que apenas son utilizados y que a pesar de estar sepultados bajo toneladas de agua, se pueden observar en el lado de la presa que mira hacia el pueblo, donde se encuentran unos grandes cubos de hormigón en la parte más profunda de la edificación.