El alcalde generoso que nos guió a la democracia

Carlos H. Sanz
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José María Garrachón fue primer edil durante una época en la que el vértigo por la llegada de la democracia no le impidió dar prioridad a proyectos como la estación de autobuses, la compra de Los Jardinillos, las piscinas del Sotillo, entre otros

El alcalde generoso que nos guió a la democracia

José María Garrachón Juárez (Población de Campos 1930- Palencia 2019) recordaba en una entrevista concedida a este periódico que cuando el entonces gobernador civil, José María Rabanales, le pidió que fuese alcalde de Palencia se sintió «abrumado» por la responsabilidad.

No sabía entonces que unos meses después iba a fallecer Francisco Franco y, con él, su régimen se iba a desmoronar para dejar paso a la democracia, así que José María Garrachón aceptó y con ello pasó a la historia como el alcalde que condujo a la capital a una nueva época.

La tarea que afrontó entre el 15 de febrero de 1975 y 14 de abril de 1979 siempre se guió por una máxima que el propio Garrachón reconocía en dicha entrevista: «Un alcalde debe ser generoso con sus ciudadanos».

El alcalde generoso que nos guió a la democraciaEl alcalde generoso que nos guió a la democraciaSu nombramiento sorprendió porque José María Garrachón «nunca había formado parte de una corporación municipal como concejal ni se le conocían tendencias ideológicas claras», tal y como explica el historiador Domingo García Ramos en su obra Instituciones y vida política durante la Guerra Civil y el franquismo. Palencia (1936-1975).

Abogado de profesión, Garrachón Juárez tuvo cargos de responsabilidad política en la jefatura provincial del Movimiento. Antes de tomar las riendas del Ayuntamiento fue nombrado presidente del Tribunal Tutelar de Menores (1963) y ocupó el cargo de delegado provincial de Mutualidades Laborales (1966). Entre 1972 y 1975 fue jefe del departamento provincial de Política Local, cargo que abandonó al ser nombrado alcalde, según enumera Domingo García Ramos.

El nuevo alcalde recibió el bastón de mando de manos de Juan Ramírez -de hecho, el nombre de Garrachón estuvo en la anterior terna- y los ostentó hasta la celebración de las primeras elecciones municipales democráticas, obligado en parte por las circunstancias políticas y en una época en la que ser regidor se retribuía tan solo con un chaqué y una comida con los compañeros de corporación, lo que le obligó a compatibilizar su labor al frente de la ciudad con sus compromisos como abogado y delegado de mutualidades laborales.

El alcalde generoso que nos guió a la democraciaEl alcalde generoso que nos guió a la democraciaCon la muerte de Franco en noviembre de 1975,  se paralizó el proceso de renovación de las corporaciones locales. La nueva Ley de Régimen Local obligó a celebrar elecciones a alcalde entre los concejales que formaban la corporación. La votación tuvo lugar el 25 de enero de 1976 y se presentaron dos candidatos: Mario Pascual Maté y el alcalde en ejercicio, José María Garrachón. En ella participaron 16 concejales: 15 apoyaron a Garrachón y uno fue declarado nulo», explica García Ramos en su tesis.

Así, José María Garrachón tomó posesión el 1 de febrero. En teoría, ese mismo año debían celebrarse elecciones municipales, pero un real decreto terminó por aplazarlas hasta que tuvieran lugar las primeras elecciones legislativas, prorrogando el mandato de los ediles hasta el 3 de abril de 1979, cuando tuvieron lugar las primeras elecciones municipales de la democracia.

etapa difícil. Garrachón Juárez siempre reconoció que fueron años difíciles, aunque bajo su mandato el Ayuntamiento asumió el cambio, y tanto la transición como la aparición de los partidos políticos se vivieron con relativa tranquilidad.

El alcalde generoso que nos guió a la democraciaEl alcalde generoso que nos guió a la democracia - Foto: Óscar NavarroA pesar de su breve carrera política, José María Garrachón siempre recordó con mucho cariño su paso por el Consistorio. «Tenía una preocupación responsable de lo que sucedía en la ciudad, recibía casi todos los acontecimientos que ocurrían casi como propios», destacaba en una entrevista a DP.

Ese compromiso con la ciudad y sus habitantes se tradujo en una meritoria política municipal centrada en atender con prioridad las pequeñas cosas que planteaban los vecinos, lo que le hizo ganarse el reconocimiento de sus conciudadanos.

Esto no hizo que se centrase solo en el mantenimiento del día a día de la capital sino que abordó importantes proyectos. Cuando comenzó su mandato, Garrachón realizó una lista con 47 necesidades de la ciudad y aunque algunas no logró completarlas otras perduran hasta hoy.

Uno de sus mayores logros fue dar a la ciudad una estación de autobuses que, de paso, llevó aparejada la compra del parque de Los Jardinillos para la capital. José María Garrachón recordaba en DP las complicadas negociaciones con Renfe para la adquisición de los terrenos para la construcción de la estación de autobuses. «Renfe quería donar a la ciudad el parque pero no estaba permitido, por lo que se ideó un expediente de expropiación por valor de 100.000 pesetas», rememoraba. Durante su mandato se presupuesto y construyó la estación de la calle de Pedro Miguel Barreda, aunque no llegó a inaugurarla.

La firma de José María Garrachón también está en otros proyectos como la construcción de las piscinas del Sotillo o la urbanización de los barrios de La Puebla, San Antonio y El Cristo. A modo de curiosidad, cabe destacar también que la ciudad debe a Garrachón Juárez la animación de las peñas durante las fiestas de San Antolín, siendo su gran impulsor. Sacó la idea después de comprobar la animación que estos grupos daban en los festejos de otras capitales, así que se decidió a adaptarlas a los sanantolines.

Para ello, el Ayuntamiento invitó a la peña Los Pomposos de San Sebastián a las fiestas de 1976 y las peñas de Palencia respondieron, creándose el ambiente festivo que perdura hasta hoy. De Garrachón Juárez fue la idea de otorgar una subvención a las peñas y de regalarlas escarapelas que en principio eran para colocarlas en las guitarras pero que ahora lucen en las banderolas de las peñas. También compró el primer tragaldabas.

Cuando Garrachón Juárez finalizó su etapa como alcalde, también lo hizo su vida política. «Me adapté al cambio y no quise continuar. Nunca pensé en estar toda la vida en el Ayuntamiento», recordaba a Diario Palentino. Durante los años posteriores fue subdirector del Instituto Nacional de la Seguridad Social en Palencia.

Su compromiso con la nueva época que se abría en España fue tal que atendió personalmente a todos los candidatos que se acercaron al Ayuntamiento durante el mes anterior a las elecciones. De hecho, incluso se preocupó por hacer las medallas corporativas que lucieron los primeros concejales de la democracia.

Durante toda la jornada de ayer, fueron muchas las personas que se acercaron hasta el Tanatorio de Palencia para acompañar a la familia del exalcalde de la capital en el trance de su despedida. 

Hoy se oficiará el funeral, a las 11 horas, en la iglesia de San Lázaro, y posteriormente se conducirá su cuerpo al cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles, donde recibirá sepultura. Descanse en paz, José María Garrachón Juárez.