Derrotada pero no hundida. Así se quiso presentar ante los medios, tras un largo silencio, la jefa de la Junta de Andalucía en funciones, Susana Díaz, que ayer confirmó que liderará una oposición «responsable, constructiva y útil» en el Parlamento regional, al tiempo que expresó su disposición a concurrir a las próximas elecciones autonómicas para volver a recuperar el Gobierno de la Comunidad, algo que no ha hecho demasiada gracia en Ferraz, que desde el pasado 2-D lleva sugiriendo la posibilidad de que abandone la política.
Así, desde la sede regional del PSOE-A, su secretaria general indicó que, de hecho, los socialistas andaluces están ya preparados para afrontar los comicios autonómicos cuando sean, sobre todo, después de haber oído al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, o a un dirigente de la «extrema derecha» de Vox hablar de elecciones «inminentes».
En cuanto al futuro Gobierno de coalición entre populares y liberales, presidido por Juanma Moreno, y que cuenta con el apoyo de los de Abascal, la sevillana manifestó que nace como un «pato cojo» y marcado por la «inestabilidad», con «desconfianza» entre los propios bloques que conforman ese «tridente» de la derecha y extrema derecha.
También manifestó la progresista que ella trasladó al secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con quien habló por última vez para felicitarse las fiestas navideñas, su intención de liderar la oposición en Andalucía y que en él encontró «apoyo y cariño».