Perdón. Eso es lo que quieren que les pidan los culpables del accidente del tren Alvia a las víctimas por el siniestro ocurrido el 24 de julio de hace ya casi cinco años en la curva de A Grandeira, en Angrois, a unos tres kilómetros de la estación de Santiago de Compostela.
«Ruego a los que tuvieron algo que ver que me pidan perdón, a mí y a los que seguimos sufriendo por algo que jamás debió ocurrir y para que los afectados por aquel accidente podamos tener un cierto descanso». Estas palabras son de Manuel Salvador Román, familiar de una de las víctimas del siniestro en el que perdieron la vida 80 personas y resultaron heridas 145.
Un lustro después de aquella fatídica tarde, los damnificados aún se enfrentan a muchas preguntas sin respuesta oficial. Y así lo hicieron saber hace solo unos días cuando, coincidiendo casi con el quinto aniversario de la tragedia, arrancaron las comparecencias en la comisión de investigación sobre el accidente en el Congreso, una cita en la Cámara que ha tardado en llegar, ya que se pidió a finales del mismo año en que descarriló el tren.