El juez da la razón a un matrimonio para desahuciar a su hijo desempleado

ALBERTO ABASCAL
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Los padres son vecinos de Palencia y José Ignacio S.M., de 43 años, vive en Avilés

El titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 6 de Avilés ha dado la razón a los padres, vecinos de Palencia, que presentaron una demanda de desahucio contra su hijo, José Ignacio S.M., de 43 años, que todavía puede apelar la resolución ante la Audiencia Provincial de Asturias, pero que, de confirmarse, deberá abandonar el domicilio en el que habita, propiedad de sus progenitores. El hombre, padre de una niña, sufre escasez de recursos al no tener un empleo en la actualidad.

La demanda fue planteada por los padres al considerar que su hijo ocupaba la vivienda sin pagar renta alguna y sin que existiera título justificativo de dicha posesión. En cambio, el vástago alegó que la ocupación de dicha vivienda venía legitimada por el hecho de haberle sido cedida por sus padres en tanto mejorase su situación económica.

 «He vivido de la venta de pañuelos en los semáforos o vendiendo caramelos. Ya me gustaría a mí tener un trabajo para poder sustentarme y afrontar gastos y pagos», reconocía José Ignacio recientemente en declaraciones a Diario Palentino.

Volvió a relatar a este periódico que él accedió «a uno de tantos pisos y locales que poseen mis padres a través de un contrato verbal, con la sola contraprestación de que la luz estuviera a mi nombre».

ARGUMENTOS JURÍDICOS. El juez argumenta en su resolución que la declaración de la madre, con quien el hijo pactó la cesión de uso de la vivienda en tanto mejorase la situación económica, «deja claro la inexistencia de un contrato verbal alguno y que el demandado viene ocupando la vivienda no ya por mera tolerancia de sus padres, sino con la expresa oposición de estos, por lo que tienen derecho a recuperar la vivienda a su voluntad, ya que el demandado ocupa la vivienda sin título amparador alguno». «Es triste para un hijo encontrarse desamparado pero para mí esta es la situación a día de hoy», manifestó José Ignacio que, padre de una niña, reconoció, no obstante, haber tenido «una mala vida».

«Llegué a Avilés en 2013 después de tener negocios en otros puntos de España como Benidorm; regenté un disco-bar, pero la mala vida y la situación de crisis me ha llevado a esta situación», se lamentó horas antes de la reciente celebración del juicio. De hecho, José Ignacio, que actualmente se encuentra en tratamiento médico y que cobra, según dice, una pequeña ayuda, llegó a vender pañuelos en los semáforos durante un año «o incluso mendigando o vendiendo cupones de Cáritas».

José Ignacio, que tiene cinco hermanos y reconoce que hubo un tiempo en que se llevó bien con sus padres, se encuentra en una situación «muy triste».