El Fondo Monetario Internacional (FMI), decidió ayer mantener sus previsiones de crecimiento económico para España en el 2,8% para 2018 y en el 2,2% para 2019, pese a la ralentización de la actividad económica que espera en la zona euro.

Los datos de la institución dirigida por Christine Lagarde son los primeros después del cambio del Gobierno en España el 2 de junio.

El Fondo rebajó el desarrollo previsto este año para la zona euro hasta el 2,2%, dos décimas menos de lo que calculaba el pasado mes de abril, por las peores perspectivas de Alemania, Francia e Italia.

En su informe de Perspectivas Económicas Mundiales, la institución internacional indicó que esta revisión a la baja se debe a que la actividad económica en Alemania y Francia «se suavizó más de lo esperado en el primer trimestre» y a que la incertidumbre política en Italia ha provocado condiciones financieras «más restrictivas».

Sobre Alemania, prevé ahora que crezca un 2,2% este año, tres décimas menos que hace tres meses; Francia lo hará un 1,8%, también tres décimas menos; e Italia se expandirá un 1,5%, igualmente tres décimas por debajo de lo estimado en abril. Tras esta revisión, España continúa a la cabeza del crecimiento entre las cuatro grandes economías de la zona euro.

Los riesgos para las perspectivas económicas globales «están acumulándose», advirtió Lagarde al señalar que una escalada de las tensiones comerciales, financieras o geopolíticas puede hacer «descarrilar» la recuperación, lo que llevó a la institución a recortar sus pronósticos para las principales economías, con la excepción de España, EEUU, China y Canadá. 

En este sentido, el FMI remarcó de que el balance de riesgos, incluyendo el corto plazo, ha empeorado respecto al pasado mes de abril, señalando que la decisión de EEUU de elevar los aranceles a sus socios y las consecuentes represalias de estos «han incrementado la probabilidad de una escalada», que podría hacer «descarrilar la recuperación y deprimir las perspectivas de crecimiento a medio plazo».