Los vecinos de Becerril de Campos y de los pueblos cercanos no quisieron faltar ayer a una tradición que se remonta al siglo XVIII y que se celebra el último domingo del mes de mayo. La única ermita que se mantiene en pie, a unos cinco kilómetros de la localidad en dirección a Monzón de Campos, es el escenario de esta jornada festiva cuyo origen se debe a una vecina de la localidad que donó todos sus bienes a la Beneficencia para dar a los pobres y a los niños de la localidad pan y queso a cambio de que los pequeños acudieran hasta la ermita del Cristo de San Felices.

Tras la caminata, la pequeña ermita acogió una eucaristía en la que participó el Coro Parroquial de Nuestra Señora del Carmen y, posteriormente, se procedió a la bendición de los campos.

A continuación, se hizo el reparto del pan y el queso entre los asistentes que dieron buena cuenta de ello y aprovecharon el buen día para compartir una comida de hermandad.

Los actos continuaron por la tarde con la celebración del Santo Rosario, la procesión y la actuación del grupo de danzas de la Asociación Cristo de San Felices y la exhibición de Los Lazos de Becerril. Los galgos y la verbena pusieron el punto final a esta jornada.