La historia de Buzatu

Rubén Abad
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Abandonó su Rumanía natal hace más de cinco años para asentarse en España en busca de un futuro estable que aún no ha encontrado • Los vecinos le ayudan, pero no es suficiente para costear la operación que necesita en ambos pies

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), actualmente residen en España más de cinco millones de extranjeros, de los cuales 6.580 viven en nuestra provincia. Personas que se vieron obligadas, en la mayoría de los casos, a emigrar para buscar una vida mejor en un país que desconocían y en el que les pilló prácticamente por sorpresa el estallido de la crisis.

Cifras que dejan tras de sí historias de lucha y superación que pasan desapercibidas a los ojos de la gente, haciendo si cabe más complicado aún el día a día de estos nuevos vecinos. Una de estos duros relatos lo protagoniza Buzatu Traian, un rumano de mediana edad que vive desde hace más de cinco años en Guardo.

Como muchos otros, llegó de su Rumanía natal buscando un futuro próspero que aún no ha logrado. Allí dejo a su familia, a sus amigos y se trajo en la maleta decenas de recuerdos que permanecen grabados en su memoria. Y todo, porque desde su país veía a España «como un lugar propicio para conseguir un puesto de trabajo y emprender una nueva vida», precisa.

Ajeno a cualquier polémica e intentando salir adelante día sí y día también, es habitual verle en el paseo del Ayuntamiento, sentado bajo los soportales de esta céntrica calle de la localidad resguardándose del frío, la lluvia o la nieve.

Los vecinos de la villa norteña colaboran con él en todo lo que pueden. Unos le llevan algo de comida, algunos le echan una mano a la hora de hacer la compra y otros le prestan dinero, que él estira hasta el último céntimo para poder comer y hacerse cargo de las facturas de la luz, la calefacción o el agua de su humilde piso situado en la calle El Parque.

«Estoy muy agradecido del sacrificio que hacen los habitantes de Guardo y de otros muchos pueblos cercanos para ayudarme. Éste es un lugar lleno de gente generosa a la que estaré eternamente agradecido», asegura Traian.

Sin embargo, los apoyos de las instituciones no son tan boyantes como los de los residentes en este rincón de la Montaña Palentina. «Ya no puedo más, he llamado a mil puertas y en muy pocas me han atendido. He acudido a entidades sociales y a las administraciones, pero nadie hace nada y esta situación cada vez es más complicada para mí y para mi mujer», relata visiblemente emocionado.

DISCAPACIDAD. Buzatu Traian también carece de tarjeta sanitaria, por lo que un simple resfriado supone un mundo para él, que debe costearse íntegramente los medicamentos. Tampoco cuenta con ayuda por discapacidad, a pesar de que tiene un gran problema en las extremidades inferiores que le impiden caminar con normalidad.

Por ello, hace un llamamiento desesperado a sus paisanos, para que estos le ayuden a costear una operación en ambos pies, valorada en 20.000 euros, gracias a la cual podría mejorar considerablemente su calidad de vida y acceder al mercado laboral.

Para lograrlo, varios colectivos se han puesto manos a la obra y trabajan ya en la apertura de una cuenta bancaria en la que las personas que así lo deseen puedan depositar sus donativos.