La juventud despeinada

Mario González
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De la Banda de Música salió volando una partitura tra s la muerte del quinto toro, así estaba el tema.  Surcó con torpeza el cielo para aterrizar en otro tendido, junto a un joven que cerca estuvo de pedir la oreja con esa hoja. Los papelillos del albero celebraban la noche previa al día grande con la convicción de un peñista. No han parado de moverse en todo el festejo, como los malos toreros. Por suerte, ellos fueron los únicos de esa estirpe ayer. Abellán se enfrentó ante un lote de pocas opciones. Demasiado catódico para los puristas, demasiado torero para los que compran la localidad para dejarse ver, el de Usera se desfondó y eso siempre es de agradecer, incluso tras la muerte del primero en la que el silencio fue doloroso. ¡Qué pena la suerte suprema de Fandiño ante el sexto! El vasco entró este año en Las Ventas un Domingo de Ramos y dos horas después en la plaza ya era Viernes Santo. Sin embargo, ha continuado erguido pese a las balas, con la resiliencia propia de los villanos de serie B. Castella respira plenitud. Lo saben incluso los profesionales que se ganan la vida sacando en volandas a toreros. Allí estaban ayer cuando otros años pasaban de refilón por aquí. Por cierto, el abono joven funciona y a alguien habrá que agradecérselo. Que vengan las figuras alegra a los aficionados, pero que los diestros no sean los más jóvenes de la plaza es una alegría para la Fiesta.