Fallece a los 96 años el ex alcalde de Palencia, Juan Mena

Carlos H. Sanz
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Primer edil entre 1959 y 1968, contribuyó de forma destacada al desarrollo económico, social, cultural y urbano de la capital

Imagen de archivo de Juan Mena de la Cruz. - Foto: EVA GARRIDO

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 Imagen de archivo de Juan Mena de la Cruz.
Imagen de archivo de Juan Mena de la Cruz. - Foto: DP
 Crespón negro en el centro educativo que lleva su nombre.
Crespón negro en el centro educativo que lleva su nombre. - Foto: DP
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Juan Mena de la Cruz, alcalde de Palencia entre el 14 del febrero de 1959 y el 8 de junio de 1968, falleció ayer a los 96 años edad. Su muerte deja huérfana a la capital palentina de uno de los regidores que más contribuyó a su desarrollo urbano, social, cultural y económico. Tal era la deuda del municipio con Mena de la Cruz que, a día de hoy, es el único primer edil galardonado con la máxima distinción municipal: la Medalla de Oro de la Ciudad. 
Juan Mena de la Cruz nació a 45 kilómetros del Ayuntamiento que presidió, en la localidad de Hérmedes de Cerrato, un 22 de junio de 1917. Firme defensor de la tradición y católico declarado, hizo carrera en el Ejército, al que entró de voluntario en el Requeté Palentino - tercios carlistas que apoyaron a Franco- al estallar la Guerra Civil. Medró a alférez provisional de la IV División de Navarra para, en 1953, ser nombrado comandante. 
Destinado en la Zona de Reclutamiento y Movilización de Palencia, Mena de la Cruz promovió una empresa constructora que le reportó una situación económica desahogada, actividad que dejó de lado cuando el gobernador civil, Víctor Fragoso del Toro, cesó al entonces alcalde de la capital Vicente Almodóvar, y el propio ministro de Gobernación, Camilo Alonso Vega, le propuso ponerse al frente de la Alcaldía capitalina.
En abril de 2003, en una entrevista concedida a este periódico, el propio Juan Mena explicaba cómo se gestó su nombramiento. «En principio, y con los debidos respetos, le hice saber que rechazaba su oferta. Me dejó unos cuantos días para meditar y que le contestara positivamente». 
«Decidí aceptar a raíz de un comentario nada afortunado de un asiduo al Casino quien dijo a mi entrada al recinto: Ya llega el osado de quien quiere salir alcalde». 
«Estas palabras las dijo en un tono despectivo, ya que comentó que mi único mérito había sido ser asistente del ministro durante la guerra. Como se imagina mi respuesta fue la de un buen español. Y acepté», comentaba.
El motivo por el que Mena era reacio a aceptar la Alcaldía era la desastrosa situación económica del Ayuntamiento. Las arcas municipales presentaban un déficit de 12 millones de pesetas cuando no ingresaban más de 17 y el presupuesto total sumaba unos 19 millones.
Según explica el historiador Domingo García Ramos, la raíz del mal de las cuentas municipales era el fraude y el abandono en el cobro de tributos. La certeza en los sectores pudientes de que Mena de la Cruz iba a implementar una nueva y agresiva política fiscal, hizo que tuviese que lidiar con la oposición de los poderes fácticos de la ciudad prácticamente desde el principio de su periplo como primer edil.
«La situación económica de las arcas municipales era consecuencia de la acción caciquil imperante en Palencia, así como en el resto de España», comentaba el propio Mena en aquella última entrevista a este periódico, cuyas páginas, por cierto, fueron muy críticas con su labor de alcalde.
Pese a toda la presión, Juan Mena logró ganarse el reconocimiento de los palentinos con su gestión. No sólo cuadró las cuentas municipales en un año sino que lideró un destacable desarrollo económico, social, cultural y urbanístico de la capital, que detalla el propio Domingo García Ramos en el artículo adjunto.
Mena de la Cruz buscó siempre el beneficio de la capital, sin importarle que sus acciones le granjeasen enemigos. Quizá, la mejor muestra de ello fue el Monumento al Combatiente Caído, ubicada en la intersección de las avenidas Valladolid, Madrid y San Telmo de la capital.
 «Me propusieron hacer un monumento al Alférez Provisional, pero no me pareció conveniente, 25 años después de la guerra, homenajear de aquella manera tan exagerada sólo a una parte de la contienda», explicó Mena de la Cruz a este periódico. 
«Se hizo un boceto -la escultura representa a un combatiente caído que sujeta una bandera con el mapa del país dividido en las partes por donde estuvo la línea entre los nacionales y los republicanos- y se presentó al Gobierno Civil y la Jefatura Provincial de Política que lo aprobaron, pero el día antes de la inauguración, cuando vieron la leyenda Un millón de héroes y mártires por una España mejor, me obligaron a colocar una lona encima del monumento, y lo até con cuerdas para que no se moviera. Dos meses después, el Día de Todos los Santos, apareció destapada y con el pedestal rodeado de flores».
«Pocos éramos los que podíamos hacer una estatua así y colocarla. A mí no me podían tildar de rojo por hacer algo así, pero lo cierto es que me vetaron durante varios años y no me concedieron el puesto de gobernador civil pese a que lo tenía apalabrado desde que comencé a ejercer, casi obligado, como alcalde de Palencia», recordaba para nuestra páginas.
Finalmente, sí fue nombrado gobernador civil: de Almería. Fue en junio de 1968 y Mena de la Cruz abandonó Palencia con dos pesares: el desgaste por las presiones sufridas y, sobre todo, la imposibilidad de traer a Palencia el legado del escultor palentino Victorio Macho, según cuenta García Ramos.
En 1999, el propio Mena detalló en su libro de memorias su relación personal con Victorio Macho. Aunque  fue uno de los valedores de la obra del insigne artista -en 1963, inauguró el monumento a Berruguete de la Plaza Mayor, por ejemplo- y logró trabar una amistad con él, no consiguió convencer a Macho de que fuese la capital palentina la que acogiese toda su obra.
Ya retirado de la vida pública, Juan Mena recibió multitud de reconocimientos por su labor al frente del Consistorio capitalino. Con su marcha a Almería, el más importante: la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad, el 20 de junio de 1968. 
Mención especial merece también el reconocimiento hecho por la localidad palentina de Antigüedad, donde nació su hijo el general José Mena -condecorado con la Gran Cruz del Mérito Militar- y que puso su nombre a la Plaza Mayor.
Funeral y entierro. El cuerpo de Juan Mena de la Cruz recibirá hoy sepultura en el Cementerio de la capital, tras un funeral en su memoria que tendrá lugar a las 12 horas, en la iglesia parroquial de San Lázaro. Descanse en paz, Juan Mena de la Cruz.