Estaban en casa y eso, al tiempo que jugaba a su favor, también suponía una gran responsabilidad. Después de haber recorrido durante todo el verano parte de España para presentar su segundo disco, Código de barros, los integrantes de El Naán llegaron ayer a Palencia con mucha fuerza y con muchas ganas de mostrar al público que por sus venas corre sangre castellana.

El concierto, en el que interpretaron una docena de temas, puso sobre el escenario de la Plaza Mayor a siete artistas que entregan su alma en cada pieza. César Díez, María Alba, Adal Pumarabín, Javier Mediavilla, Carlos Herrero, Héctor Castrillejo y César Tejero se desnudaron ante un público «entregado y que nos quiere».

El Naán -que combina la música tradicional y los códigos y timbres reconocibles por el público con sonidos y ritmos que han influido en la cultura castellana-  actuó por primera vez en un espacio abierto de la capital.

Una vez más, su intención fue partir de la música castellana tradicional para unirla con las músicas de raíz de todo el mundo.

Con un espectáculo en el que se incluyen imágenes, poesía y una impresionante combinación de colores, el grupo recordó realidades presentes como la despoblación, la memoria perdida o el barrio.

«Nos gusta ir más allá de la música. La belleza que supone reunirse por la noche, escuchar música, bailar y reencontrarse con uno mismo y los demás», destacó Héctor Castrillejo.

Código de barros ha sido autoproducido para España mediante una campaña de micropatrocinio y después editado internacionalmente por Arc Music, una de las principales referencias mundiales en las músicas del mundo y el folk.

El trabajo del grupo afincado en Tabanera de Cerrato, después de traspasar fronteras, ha sido propuesto para los premios Grammy. «Estamos muy contentos e ilusionados», dijo Castrillejo.