"No tenemos nada que envidiar al extranjero"

Carlos H. Sanz
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César López (Palencia, 1970) es el European HR Director Document Solution, Global Services and Finance de Canon -director de recursos humanos- y aspira al premio internacional Multiplier Of the Year, en la modalidad International Business

"No tenemos nada que envidiar al extranjero"

En la candidatura de César López, que uno de sus colaboradores en Canon presentó por él sin previo aviso, se asegura que «tiene la capacidad de sacar lo mejor de todos». «Cualquiera que haya trabajado con él o a su alrededor declara que es el mejor líder para el que han tenido o esperan trabajar», continúa su carta de presentación, en la que entre otros halagos, se dice de César López que «consigue que el equipo se supere motivando, comprometiendo y haciendo que todos se sientan importantes». Esta entrevista intenta responder a cómo este palentino que estudió en los colegios Marqués de Santillana y San Ignacio de Loyola, en el IES Jorge Manrique y se licenció en Derecho en la Universidad de Valladolid, dio el salto a una multinacional y hoy es admirado por sus empleados como el jefe ideal.

 

¿Cómo acaba un palentino dirigiendo los recursos humanos de una multinacional como Canon en Londres? 

Siempre tuve muy claro que quería estudiar Derecho. Mi padre estudió la carrera en la UNED, por las noches, y eso me marcó porque recuerdo cómo nos cantaba los temas cuando éramos niños, así que mi primera intención fue dedicarme a la abogacía.

Pero luego me di cuenta de que no era lo que más me atraía. Hice un curso en la Cámara de Comercio de Palencia para aprender a hacer entrevistas de trabajo y me cambió el chip, porque me encantó. Estudié un máster sobre recursos humanos a distancia en el Centro de Estudios Financieros y empecé a querer mucho este trabajo. 

Durante seis meses trabajé en Adecco en Palencia y luego me movieron a Gijón, donde trabajé como director de zona durante dos años. Después me marché a Valencia, a Carrefour -Continente por aquella época-, para ser jefe de personal de hipermercados.

A los 24 años ya me había marchado de Palencia. En el año 2000 me trasladaron a la central de Carrefour en Madrid, donde me encargué del servicio de compensación y beneficios a nivel nacional, es decir, la gestión de la parte retributiva de la compañía en el área de Hipermercados.

El salto a Canon España fue dos años después, como director de recursos humanos, con la responsabilidad sobre unos 400 trabajadores. En 2006, Canon Europa se hace con la empresa y me encargo también de trabajar con las filiales de Canon, lo que supone la organización de unos 1.100 trabajadores.

En 2007 me nombran director de recursos humanos de España y Portugal, y poco después tengo mi primer contacto internacional, cuando participo en un proyecto europeo, en el que fui quién lideró la parte de recursos humanos.

 

¿Y de allí a Londres?

Con ese proyecto fue cuando empecé a tener el gusanillo de pensar qué pasaría si algún día me fuese a trabajar fuera. Me encantó la diversidad, el trabajar con gente de otros países... Recuerdo que por aquel entonces, me ponía muy nervioso al hablar en inglés y me tuve que poner las pilas, dedicando dos o tres hora diarias a aprender el idioma.

En esa época estudié un máster de coaching y me hice coach, y empiezo a darme cuenta de las distintas maneras que hay de enfocar situaciones en la empresa, que no siempre hay que ir con soluciones sino preguntar y sacar respuestas.

Fue en 2013 cuando me mudé a Londres como responsable de la operación de recursos humanos de la Central de Canon en Europa, de las 800 personas que trabajan allí coordinando los distintos países, además de asumir dos años después la responsabilidad europea en el área de compensación y beneficios. 

Ahora soy el director de RRHH europeo de una de las unidades de negocio más importantes que tienen la empresa, que asume la parte de gestión documental, fotocopiadoras, scanners y soluciones documentales para empresas. Mi responsabilidad es trabajar con el negocio haciendo de puente con todas las áreas y propuestas a nivel de recursos humanos.

 

¿Cómo llega a ser nominado al Premio Multiplier Of the Year?

¡No tengo ni idea! Creo que ha sido gente de mi equipo de Canon España la que presentó la nominación. Es algo que vas gestando y generando a lo largo de tu vida laboral, porque a mí siempre me ha gustado mucho trabajar con personas. Muy pocas veces he tenido trabajos que consistieran en estar solo delante del ordenador con una tarea, sino que siempre me he relacionado con personas. 

Eso hace que se den situaciones como esta, en la que alguien conoce el concurso, se acuerda de cómo es trabajar contigo y tiene la iniciativa de ponerlo por escrito y enviarlo a California. Es muy bonito y me llena de orgullo.

 

¿Qué siente al haber sido nominado para este galardón?

La verdad es que cuando me he visto en la lista con tanta gente importante y de empresas de gran relevancia de Estados Unidos, me ha sorprendido porque soy una persona muy normal, que trabaja siempre con la intención de hacer las cosas bien y de estar a gusto con lo que estoy haciendo. Que eso haya generado una situación como esta es un regalo, una satisfacción, porque me lo tomo como un reconocimiento a una manera de ser y de trabajar. De alguna manera, significa que la forma en la que me desenvuelvo en el terreno profesional y personal se reconoce, que no estoy equivocado.  

 

Es el único directivo español nominado, ¿la alta dirección española es muy diferente a la de otros países? ¿Hay mucho que aprender del exterior?

Yo estoy convencido de que en España, en Castilla y León y en Palencia tenemos un nivelazo. La gente con la que yo he trabajado se esfuerza muchísimo. No veo diferencias entre una persona que gestione un equipo o que sea un líder en España y fuera. Es más, veo diferencias positivas hacia nosotros.

Sí sucede en España que estamos menos acostumbrados a trabajar en entornos multiculturales. En la central de Canon en Londres yo trabajo en un edificio con 800 personas de 42 nacionalidades distintas. Eso supone una riqueza y una manera de trabajar que impregna la organización, las reuniones y los objetivos que se marcan, lo que permite que se aporten posiciones diferentes a las que uno tiene y que pueden ser correctas.

En Londres es muy común que a las reuniones no se llegue con una posición muy firme sobre un asunto, sino con diferentes puntos de vista a partir de los cuales se logra un acuerdo para seguir adelante. 

Este respeto y colaboración potencia que la relación entre colegas, entre un gestor de personas y su equipo, sea mucho más estrecha. Esto en España es menos habitual, porque no tenemos la suerte de tener grandes multinacionales que requieran personas de muchos países. Pero a nivel de preparación, estilo de gestión, el trabajo y las horas que echamos y el elevado compromiso con la organización no tenemos nada que envidiar al extranjero.

 

El concurso reconoce «a los líderes que amplifican la inteligencia de quienes los rodean». ¿Cuál es el secreto y las características de un líder así?

¡Cuando lo leo no me reconozco! En realidad, mi forma de gestionar se basa en que soy una persona muy empática, que escucha mucho y trata de entender la situación o el punto de partida de la persona que trabaja conmigo.

En mi trabajo me preocupo por cómo una persona llega a la preparación necesaria para una determinada tarea o si su entorno personal en una situación concreta puede afectar en un sentido u otro a su responsabilidad en el trabajo.

También por cuáles son las inquietudes de esa persona, porque a veces la ponemos una etiqueta por trabajar en una tarea concreta y caemos en el error de pensar que solo sabe hacer eso. Y no es así, hay gente que tiene talento escondido, que incluso ellos mismos no son conocedores de que son capaces de desarrollar determinadas tareas.

Otro aspecto de mi trabajo es informarme mucho y estar muy cerca de mi gente, de saber qué les importa y atrae, porque muchas veces no somos conscientes de actitudes y potencialidades que tiene la gente fuera de la organización.

 

¿Cómo potencia esos talentos ocultos de su equipo?

Yo animo mucho a la gente a que tome determinados riesgos, ya que para eso estoy yo también, para asumir la responsabilidad si algo falla. Me encanta cuando la gente sale un pelín de su zona de confort porque es en ese momento cuando las cosas empiezan a suceder.

Si siempre haces lo mismo y repites la misma acción no ocurre nada nuevo, pero si desafías a esa persona, vas de la mano con ella, trabajamos conjuntamente y ella siente que estás detrás y le ayudas, es muy positivo.

Otra cosa que me gusta hacer es centrarme mucho en las fortalezas de la gente. Me focalizo en lo que realmente son expertos y son buenos y trato de potenciarlo. Las debilidades o áreas de mejora que todos tenemos también las trabajamos pero no es una obsesión, porque creo que dedicar todo el esfuerzo en esas áreas es menos productivo que si realmente me dedico a sacar más valor a las fortalezas.

Yo me siento mucho más cómodo cuando el equipo participa de la decisión final del grupo de trabajo, y también entiendo que podemos fallar, que el fallo existe y nos ayuda a mejorar si aprendemos de él pero no me obsesiono porque son parte del proceso de trabajo y eso la gente lo agradece. Solo lo hago muy pocas veces, en fallos intencionados o situaciones en las que se percibe desidia.

 

¿Cómo ve Palencia desde la distancia?

Con mucho cariño. Con mi vida entre Londres y Madrid y con cuatro hijas, voy cada vez que puedo, aunque cada vez es menos. Tiene de todo y desde fuera la veo como una ciudad bonita para vivir pero que tiene pocas posibilidades de atraer grandes empresas o desarrollar su tejido industrial.

Aparte de Renault, que es una gozada que Palencia pueda tener empresas de ese calibre, o La Trapa y Siro, si me pongo a pensar en los últimos 10 años no sé si Palencia realmente ha evolucionado y crecido industrialmente para dar más posibilidades a la gente.

 

¿Y es posible atraer esas posibilidades o ya estamos condenados?

Sí, todo se puede. Depende de la gestión que se haga de la ciudad y de lo que todos los palentinos quieran. Si yo trabajo fuera de Palencia es por motivación personal, por ver más cosas y conocer otras ciudades, pero también sé que hay gente que ha desarrollado su carrera allí y ha sacado adelante su propio negocio. Tengo un buen amigo que ha creado un empresón, Gestinver, y está en Palencia; y la mujer de mi hermano también ha montado un negocio de éxito. Si existe el deseo de hacer crecer a Palencia, se puede. Es verdad que hay menos posibilidades que en Madrid, pero todo es ponerse en la dirección adecuada.