Nieto del ensayista y crítico de arte Eugenio d’Ors, hijo de una filóloga y de un médico, estudió Filosofía y Teología en Roma, donde se doctoró. Ordenado sacerdote en 1991, su trayectoria como novelista comenzó en 2000. Con un estilo cómico y lírico, al tiempo que espiritual y sensorial, el próximo jueves 17 de enero estará en la Diputación palentina para presentar la reedición de su novela El estupor y la maravilla. 

Galaxia Gutenberg está reeditando su obra completa. ¿Cómo se reencuentra uno con su propia obra varios años después de escribirla?

La verdad es que orgulloso. Tuve la suerte de no publicar mi primer libro hasta los 36 años, es decir, a una edad madura. Eso me libró de cometer errores juveniles. Hoy escribo mejor que hace veinte años, con mayor economía verbal, precisión, claridad y composición. El oficio no es en vano. Por supuesto, he perdido -es algo realmente inevitable- frescura y rabia, que a veces también pueden ser buenas consejera para poder escribir.

En Palencia presentará El estupor y la maravilla, la que fuera su tercera novela. Su protagonista, un tipo solitario y raro, al tiempo que entrañable, descubre lo grande que puede ser su pequeño mundo. ¿Se puede decir que todos somos un poco Alois Vogel?

Desde luego. Alois Vogel es un personaje marginal, como tantos protagonistas de novela, pero un marginal feliz, y eso le hace ser un personaje insólito y seguramente necesario.

 ¿Qué le causa estupor y que le resulta una maravilla?

Me causa estupor que mis libros, siendo tan espirituales y siendo la espiritualidad algo minoritario en estos momentos, despierten cada vez un mayor interés. Eso es algo estupendo y, al mismo tiempo, hasta extraño. Por otra parte, para mí es una maravilla jugar con Laska, mi perro.

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