¡Ah del Castillo!

O.H.
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La fiesta de la Batalla Nabal de Monzón ha tardado 18 años en acceder al patio de armas de la fortaleza del siglo XI

Siempre ha estado ahí. Desde mucho antes de que el CIT del Bajo Carrión y Ucieza pensara en organizar la Condal de los Ansúrez, el castillo de Monzón controló el vado del Carrión, el pueblo y un enorme valle. Pero nunca, en 18 años, esta fiesta, reconvertida en la de la Batalla Nabal que pretende recordar el pasado altanero del condado de Monzón, había podido tomar posesión de la fortaleza. Primero porque en los inicios de la Condal, estaba ocupada por un negocio de hostelería y luego, tras el cerrojazo, porque había quedado sin uso y en un estado de obra.  

Pero, por fin, tras mucho insistir, las puertas del castillo se abrieron el sábado para la Batalla Nabal y para todos cuantos quisieran visitar el patio de armas de la fortaleza. Sirva como metáfora de lo que ha costado abrir esas puertas que hubo «que romper el candado», reconocía Purificación López, presidenta del CIT. No porque la apertura se hiciera por las bravas sino porque «el guardia de seguridad de Diputación no pudo abrirlo y pidió al Ayuntamiento ayuda para romperlo». Porque la apertura contaba con la bendición de la Diputación, propietaria de la fortaleza del siglo XI. Es más, el diputado Adolfo Palacios (PP) se acercó a la representación, junto al alcalde de la localidad y también diputado Mariano Martínez (PSOE).

Esta apertura parcial del castillo (solo el patio de armas puesto que el resto del edificio está diáfano) le procuró a la Batalla Nabal un mayor empaque, un aliciente más. «La gente del pueblo se ha emocionado cuando ha entrado», apuntaba López apoyada en una de las columnas del patio de armas. Emoción, pero también tristeza por el estado del edificio. «La de veces que he entrado aquí. Es una pena como está», se lamentaba un vecino de la localidad mientras miraba por las ventanas de PVC instaladas hace unos años.

Claro una reapertura es, aunque parcial, una reapertura y para ella se representó el torneo de los ocho reinos. Una recreación de una lucha medieval «a primera sangre», explicaba el narrador y juez. Y así fue, porque varios de los actores del grupo La Torre del Homenaje de Valladolid, acabaron lesionados con cortes en la mano al tratar de defender el honor de sus reinos: Asturias, Noruega, Francia, Córdoba, León, Aragón, Navarra y Castilla que, a la postre, salió ganadora del torneo tras astillar el guerrero el escudo del nórdico ante el júbilo de los asistentes a la primera parte de la recreación.

Primera parte, porque la Batalla Nabal en sí tuvo lugar, como en años anteriores, a la vera del puente sobre el Carrión. En ella se representa la resistencia del condado de Monzón a pagar las parias a los musulmanes que acabó con el lanzamiento de nabos de una orilla a la otra del río primero y posteriormente con el público asistente.

Más de 200 kilos de nabos en rodajas que volaron e impactaron en moros, cristianos y todo el que osó disponerse para una batalla nabal a la que acudió el consejero de Empleo, Carlos Fernández Carriedo, natural de la villa.

Tras la batalla, hubo tiempo para recuperar fuerzas con una salchichada y por la noche estaba previsto un concierto de Chelo Submarine y un espectáculo de teatro de fuego.